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LOS ESTUDIOS EN LA ORDEN CAPllCHINA 321 gulo visual limitado y parcial, no fué aprobado por la asamblea ca– pitular. Bernardino Ochino, intérprek de la mayoría, zanjó la dificul– iad afirmando que se pondría todo empeño en que la contemplación y la acción, los estudios y los demf1s c:ctos de la vida regular, ocuparan el puesto que les corresponde, no sié'tHlo de menor importancia la pre– dicación y el servicio del prójimo, que el trabajo manual y la sole– dad 7 • Guiados por este principio ele prudente equilibrio los capitula– res de 1535 abordaron el problema de los estudios, y desde entonces fundamentalmente quedó resuelto. El tiempo y la experiencia no ha– rían mas que desarrollar y perfeccionar el plan, adaptándolo a las contingencias históricas. En primer lugar queda admitida la necesidad de la ciencia en una co¡peración religiosa que por vocac'ón y por mini,;terio tiene la res– ponsabilidad de guiar las almas por la senda del bien y de la salva– ción. El varón apostólico no puede en ::bsoluto prescindir de ella. "Por tanto se ordena y manda que se establezcan algunos devotos y sant0s estudios, redundantes de caridad y humildad" s. De un plumazo que– da anulado el artículo ele los estatutos de Albacina, que condenaba a quien presumiera establecerlos ". Sin embargo, amaestrados por las enseñanzas de la historia y tal vez por su personal expcriencia, los le– gisladores pusieron a renglón seguid(• los reparos 11cccs:1rios para qut con el andar del tiempo París no lugrara subyugar a Asís. Conscien– temente limitan sobremanera el programa: los estudio<; ,:barcarún la gramática positiva y ,ta Sagrada Escritura. Con es tas dos palabras (entendidas naturalmente en el significado 10 que entonces tenían) li– quidan el capítulo de las asignaturas; mientras ch:clican cuatro artícu– los bien pensados y muy detallados a concretar el espíritu animador de los estudios y las prendas morales e intelectuales de los frailes pri– vilegiados, a quien se concediern la gr::icia ele estudiar. Porque, en re:i– liclad, según el concepto franciscano n:cogido en las constituciones ca– puchinas, el estudio es un favor y un privilegio, que introduce en la verdadera y suave inteligencia de la divina Escritura, bajo la cual se halla el mismo Dios, cuyo espíritu ;:s m:1s dulce que la miel a quien lo 7. Cf. lúid., p. 395. 8. EDUARDUS ALENCONIENSIS, o. F. J\1. Cap., Primigeniae legislationis Ord. Fr. /Hin. Capucciru1rurn tcxtus originnles, seu Con ditutiorzes anno 1/536 ordinatae et anno 1552 rccogni– tae, in Liher Memoria/is, p. 40G, n. l '.!2. 9. Véase la nota 5. 10. Cf. H1LARIN voN Luzmm, Die Studien, lug, cit., p. 95 sig.

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