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318 P. MELCHOR DE POBLADORA pirituales" como la antesala del infierno y el enemigo número uno ele la sencillez franciscana :,_ Pero aquel movimiento regenerador del es– píritu franciscano tuvo la dcsventaia ele coincidir con el renacimien– to; la ciencia y la elegancia caracierísticas de la éptic.:a oricntamn otra vez los frailes hacia París, enamorados ele la ciencia y atraído3 pe r las aulas universitarias. Mas otra vez resonó la vo:~ de Fray Gil en los abruptos senderos de la Marca Anconitana en Italia y casi al mismo tiempo repercutió en los poi ve rosos caminos de Célstilla: Alh:i– cina y Camerino, La Aguilera y el Abrojo se aliaron con Asís para conquistar y domeiiar a París; Mateo de Bascio y Pedro de Alcánta– ra; los Capuchinos y los Alcantarinos hubieron de afrontar nuev,1- mente el problema de los estudios. ¿Cómo lo resolvieron los Capuchinos? A través de varias taS('S, ¡,¡¡¡ género de duda, cada una ele las cuales representa, ¿1unque parez– ca paradoja, un avance y u11 retroceso en C'l camino, un paso hacia Parfs y otro hacia Asís. Cada una de las reformas, o si se prefiere, cada una de las reorganizaciones del problema cultural en la Ord•:n traía consigo, como consecuencia inevitable, una mayor actividad rx– lcrna y una disminución de la quietud contemplativa. Co11crctándonos por ahora al primer siglo ', pmh:mos distinguir dos fases o etapas; una de tanteo y temores; otra de decisión y afianzamiento. La prime– ra abraza poco mfls o menos mcd,o ~íglo; se inicia en la asamblea ca– pitular de S. Eufemia (Roma), de la que salieron Jas constituciones de 1535-36 y se termina en el capítulo general de Forlí (1564), cuyas decisiones inspiradas o provocadas por la legislación Tridentina to– maron forma de ley en las constituciones promulgadas en 1575. La se– gunda culmina en el capítulo general de 1618, coincidiendo con la cc•nquista de la perfecta autonomía de la Orden en vísperas ele cele-• brar el primer centenario de su existencia. 3. "Sed et propter innumerabiles disso 1 utiones, quae multo adhuc amplius vigent in con• ventibus studiorum generalium, sicut Parisius testatur locus, qui dicitur infernus, propter in– honeslfites tacendas, ne aures audientium tinnire contingeret, et proprer exactiones pecunia– rias ampliores quam apud saeculares, rnultaque alía taeenda; dicebant se cum puritate Regu· l;ie non posse lbi studere". N. GLASSE1rnrn, O. l\lIN., Chronica, en Arwlecta Francisrnrw, ((~uarncchi, 1887) 2. 2'J7. Era el estribillo de cuantos condenaban los estudios: los profesores y los alumnos se alejaban con sus abusos de la pura observPncia de la Regla. 4. Cf. liTLA!!IN voN LuzERN, O. F. M. Cap., Die Studien im erstem jahrhundert des K,pu– zinerordens, in Líber Memoria/is, (Rornae, 1928) 79-130; MELcmoR A PoBLADURA, O. F. M. Cap., lflstoria genera/is Ordinis Fratrum ,1/inorurn Capuccinorurn. (Romae, ID47) !, 211-24-1.
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