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LOS ESTUDIOS EN LA ORDEN CAPUCHINA 345 ña, ARCAN0EL ALARCÓN DE T0RDESILLAS, nos legó el primer libro im– preso en español: el Vergel de plantas divinas (Barcelona, 1594), que por la inspiración de sus poesías y la pureza del lenguajt? ha merecido que se le incluyera entre las autoridades de la lengua castellana 8 ~. 7.-Algún escritor se dedicó también a ilustrar la historia local. profana y eclesiástica. Merecen recordarse a este propósito Cr:LESTJf•m C0LE0NI DE Bl~RGAI\\0 por sus monografías hagiográficas (Bérgamo, 1606; Cremona, 1613) y por los tres volúmenes en que narra la histo– ria de la región bergamasca (Bérgamo-Brescia, 1617-18) y CR!STÚB,1L DE VERUCCHI0 con las biografías de algunos persrmajes ilustres y las nwmorias m:'ts notables de su ciudad natal (Riimini, 1610). Más nume– rosos son los historiadores que en sus Crónicas de carácter edificati– vo y a veces apologUico d(:scribieron las vicisitudes por que atravesó b Orden y !:is virtudes y ejemplos de sus preclaros varones. Estas Crrí-– nicas, sin embargo, no se publicaron hasta estos últimos tiempos, Pll que van viendc la luz pública según los princip 1 :os de la crítica moder– na en la colección del Instituto Histórico de la Orden Monumenta His– lorica y que consta ya de seis volúmenes con las obras históricas dr:' Mario de Mercato Saraceno, Bernarclino de Colpetrazzo y Matías de Saló. Para terminar la historiografía de la Orden en el primer sigl(l, faltan aún por publicar las narraciones ele Juan de Terranov:i, Jeróni– mo de Dínami, Rufino de Siena y Pablo de Folígno 83 CONCLUSlóN Las grandes líneas del cuadro que acabamos de esbozar nos han demostrado cóm9 se resolvió el problema de -los estudios, que agobia– ba a los primeros Capuchinos; los cuales en su afán de la más eleva– da espiritualidad recelaban y temían un atentado a su ideal de simpli– cidad y sencillez. La dirección auténticamente franciscana, que los en– cauzó desde el primer momento, aseguraba un florecimiento satisfac– torio. Los superiores, profesores y alumnos buscaban en la ciencia el modo de unir más íntimamente el alma con Dios por medio del incen- 82. Cf. "Estudios Franciscanos", 28 (192'2) 274-338. 83. Cf. Monumento lfisforica Ordinis Fr. Min. Capucclnorum in lucem edita Me/ch/o– re a Pobladura, t. 1-IV (Assisi-Romae, 1937-1950).
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