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342 P. M E L C H fJ R DE POBLADURA 4.-Si los libros hasta dwra mencionados ponen de manifiesto, rn– brc tocio, los anhelos apostólicos de sus autores, hay otros que indican más concretamente el esfuerzo cultural y científico por et progres,1 ,ie los estudios bíblicos y teológicos. De las aulas univernitar';as de Ln– v::1.ina provenía Francisco Titelmans de Hassclt, cuyos comentarios ,:1 Viejo y al Nuevo Testamento le dieron merecido renombre de sabio ci 0 eriturista " 1 • La cxpos•:ción del Génesis hecha por S. Lorenzo de Brindis reveb su pasmosa ciencia bíblica, dándole un puesto de honor entre los mejores comentadores de los libros sagrados 70 • Francisco de Mazzara, después de lucir sus dotes ele filósofo y teólogo entre los Cc,nventuales, vistió el hábito capuchino en 1562, continuando por e:,– pacio de trec2 años la enseñanza de estas dos asignaturas; escribió un Curso teológico según los principios ele la doctrina escotista, pero de'.:>-· graciadamente no se public(J 71 • Con el P. PEDRO TRIGOSO DE CALAT,\ - YUD t 1593) "e descubren nuevos horizontes en el campo de la cultu– ra: universitario en Alcalá y Salamanca, jesuíla hasta 1580 en que :,:e hnce capuchino, a pesar de haber estudiado y ¡;eguido por espacio cte cuarenta año:, el sistema ductrinal de S. Tomás, se consagró lueg•J al estudio del Doctor Seráfico, cuya doctrina abrazó con entusiasmo y p1opagó con eficacia, enseñúndola en las clases y publicándola en los libros. Había planeado una Sllma lme11ape11i11riana en ocho tomos, de los cuales sólo publicó el primero (Roma, 1593); los restantes se con– servaban aún manuscritos a mediados del siglo xv111. Si en su esfuer– zo gigantesco no logró asint:1lar perfectamente el pensamiento bucna– nc:,venturiano, ello se debe en parte a su formación tomista y en parte a las dificultades con que tropezó al pretender reducir a sistema escu– lí1stico los principios de S. Buenaventura; sin embargo, sus méritos son indiscutibles, aunque no hubiera sido más que por haber dado la iniciativa a aquel género de comentarios que luego formaron lo que pu– diera llc1marse escuela teológico-bucnaventuriana del siglo XVII 72 . De hecho, es a !odas luces evidente el influjo que ejerc10 en los teólogris Cétpuchinos de la décima séptima centuria, a'1gunos de los cuales que- 69. MELCHIOI< A PoBLADURA, fiistoriu genera/is. Pars I, p. 2'27. 70. Cf. SALVATORE GAROFALO, S. Lorenzo da Brindisi esegeta, en S. Lorenzo da Brin– disi esegeta, en S. Lorenzo da Brindis/. St11d1, p. 211--229; THEOPH11.us AB Orrnrso, O. F. M. Cap., Undecim priora capta Ge1eseos a. S. Laurentio Briundisirzo exp!anata, en "Anto– nianum" 25 (1950) 443-474; 26 (1951) 61-82. 71. BERNARDUS A BoNONfA, Bibfiotlzeca scriptorum. p. 96. 72. Cf. MELCHOR DE PoBLAnuru, E! P. Pedro Trigoso de Calatayud promotor de los e.;;– tu.fios buenaventurianos, en "Collect, Franc." 5 (1935) 45-G7, 370-118.
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