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336 P. MELCHOR DE POBLADURA ¡mccinorwn, praesertim Fratis Hteronymi Pisforiensi,,; 4 ", procllmándo– se en la dedicatoria de la misma los Capuchinos discípulos del S2r.í– f1co. Tal es la primera aportación colectiva de la Orden a la difusión :ión de la doctrina buenaventuriana; luego seguirían otros individua– les de no menor imporfancia y trascendencia. Cuando Sixto V s,c de– cidió en 1588 a conced,•r a S. Buenaventura la aureola de Doctor ,le la Iglesia, el encargado de redactar el expediente fue el P. Pedro Tri– gqso de Calatayud, mer(cienclo por el acierto con que lo llevó a feliz término los plácemes y la gratitud del Sumo Pontífice 17 • Este nuevo título y este triunfo del Macsro Seráfico debido en parte a los esfuer– zos tic la Orden, la empeñaba ele un modo particular a un estudio se– rio y profundo; y los profesores estuvieron a la a 1 tvra de las circuns– tancias. Pronto se hiw pública y notoria su actitud en el campo de la escc.ela. Un escritor francés afirmaba en 1604 qu2 en las aulas capn– chinas, en donde se comentaban los principios ele S. Tomás y Lle S. Buenaventura, florecían la piedad y la mortificadr'rn 48 • La feliz expe– ri•incia de los Capuchine:s influyó notablemente en la difusión del pen-• samiento buenaventuri:lno y su ejemplo sirvió de acicate a los demás Franciscanos. Cuando el Revmo. P. Santoro quiso implantar en los co– legios de la Regular Observancia la cátedra del Seráfico Maestro, in-• s1stía en los frutos copiosos que recogían fos Capuchinos, "los cuales enseñando la doctrina de S. Buenaventura, se ven enriquecidos de ri– quezas científicas y moiales" 40 • Ahora cabe preguntar: ¿si los Capuchinos intelectualmente se mo– vían en la atmósfera doctrinal de S. Buenaventura, cómo no lograron fundar una escuela propia de la Orden? Alguien ha intentado expli– car este fenómeno, atribuyéndolo en parte al método escolástico bUl'– naventuriano y en parte a la índole de los escritores capuchinos. S. Huenavenura, se ha dicho, busca más bien la visión y la experiencia, que la verdad lógica y la especulación; su doctrina puede consider;ir– se más bien corno un semillero de pensadores independientes que con•o un sistema lógico de ideas; ofrece una direcctón y una meta; el resto 46. Scriptum D. Bon. Card. ac D. Seraph, Ord. Min. S, Franc. in quator Libros c~en– tentiarum (Romae, 1569). 47, MELCHOR DE PoBLADURA, /ug. cit., p. &1. 48. Cf. Chroniques de Marc de Lisbonne, trad. franc. par Jean B/ancone, Obs. de Toulouse, P. Ill (París, 1604) e, 15. 49. Cf. Morales comentarii in statuta et constitutiones Ord. F'F. Min. S. P. N. P'ran– clscl de Observantta (Romae, 1643) 44-0.

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