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LOS ESTUDIOS EN LA ORDEN CAPUCHINA 331 Hrindis, cuya ciencia enciclopédica se ve patente en la edición de Ope– ra Omnia; Francisco de Mav:,ira, el primero que según algunos escri– lores enseñó la teología adoptando el método escolástico en las au– las capuchinas; Francisco de Corigliano, escritor fecundo y apreciado; Z:icarías Boverio de Saluzo, no menos célebre en el campo de la apo– lPgética que en el ele la historia; y !antos otros que con sus produccio– res científicas, como luego se dirá, enriquecieron el acerbo cultural de la Orden. Con particular empeño vigilaban los Superiores sobre las prendas n1orales y religiosas que debían adornar al perc,onal docente. No ~;e perdía de vistn el fin primordial de los estudios y se adopbban con ri– gor las medidas necesarias parn evitar cualquier desviación. Ya des– de muy antiguo se exhortaban los lectores a no dedicarse habitualmen– te a la vida apostólica de la predicación, para que no sufrieran por elle detrimento las clases; por el contrario, los que gozaban ele buena ~alud estaban obligados a levantarse con la comunidad a media mJl'he y participar a los actos comunes del Oficio divino v oración; asimh;m<J debían poner los reparos necesarios para evitar la disipación qw, pu– d.cra oca:-,ionar el demasiado quehacer de los estudios 31 • Norm;i inderogable y alma de la apl1caci1'll1 cultural el.el prol'csor:1. clo capuchino fué en todo tiempo este principio rundamcnlal de las constituciones de 1535-36: "No se dediquen tan de lleno a! estudio li– terario, que por él ab[lnclcnen el estudio sagrado ele la oración, porque obrando así harían contra l.'.l voluntad expresa de Nuestro Padre, el cual de ningún modo deseaba que por el estudio de las letras se .J,:;– jara el de la santa oración, antes bien, para mejor obtener el espíri– tu de Cristo Señor Nuestro se esforzarán así los lectores como los dis– cípulos en atender más al t'stuclio espiritual que al literal" 3 ;;_ Tal l'ra la meta a que debían aspimr los profesores, y tales también las cnn– ciiciones de que dependí1 el desarrollo y el progreso de los estudies. Una falsa o equivocada mtrrpretación del problenu hubiera ahogado los mejores propósitos y frustrado las más alagüeñas esperanzas: w- 111(), por el contrario, una neta inteligencia y una adecuada adapta– ción ele [lqllcllas condiciones a las exigencias de la vida pr:íctica poc!ia asegurar un porvenir lleno de consoladores frutos. Y justo es consig- 34. Le prime costiluzioni, p. 8D. 35. CL EouAnous ALENCONIE!'ls1s, Primigeniae legislationis textus originales, en líber Memoria/is, p. 406, n.12'2-123. ·

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