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LA UNlóN DE LOS CAPUCHINOS ESPAfilOLES 77 rual cerca dos mil de los Capuchinos exclaustrados en I 835 han acabado ( aunque piadosamente) sus días en sus familias, habr[i sido la separación con Roma, la pa– ra influencia ejercida por los SupPriores Generales, la falta de unidad dr: la Or– den. cuya falta a nadie más deb2 imputarse:, sino a las tristísimas rircunstanrias originadas por las consecuencias de los tr2';tornos politice•; de Europa, hs cuales más graves aun hubieran sido si la solicitud y maternal caridad de la Sede Apos– tólica no hubiera aplicado en la medida de sus fu·rzas los remedios oportunos? La unión será vuestro consuelo; y bastanle lo prueban las rr•pPtidas instan– cias que todos vosotros habeis hecho para obtenerla (Y Pn esto todos vosotros sin exceprinn alguna mercceis justos encomios). ¿Y qué satisfacción el pensar que así como teneis un solo Padre en el orden sobrenatural, un solo Padre en e•! orden müural, .isi también uno solo es vuestro cornú n Padre r•n el Orden regular. uno solo el que reribe en vuestro favor la herencia de San Francisco para comunica– ros, como legítimo y universal Sucesor suyo en nusstra Orden, sus espirituales in– flujos. santas doctrinas y grandísimas riquez:-is. prendas de tesoros infinitos? La unión será vuestra gloria, porque ya no formaréis corno una familia en apariencia separada, sino que desdr> hoy poseis todos los derechos, todos [os lw– norcs, todas las ventajas de cualesquiera provincias y ele cuali?squie:ra capuchi– nos. Antes del año 1835 y desde r-J principio de este siglo. tan fatal a la Orden en España, el cuerpo de la Religión. si bien en poco romunicaba con España. crm todo no faltaban, aunque raramcrnte, ciertas ocasiones soL·mnes, en las cuaWs la fraternidad se manifestaba con alguna fuerza, porque la Sc1dr Apostólica procu– ró consPrvar los lazos genPra!Ps, que' las circunstancias extrinsPcas permitían. Pc·– ro desde 1835 hasta Ir. restauración de los Regulares en España, la Ord··n par,ceia irremediablemente muerta en vuestra patria, conservando una dirección en cierta manera más de nombre que real, siendo tocio su gobiPrno reg-ular extraordinario y sin grande influencia, y a pesar de los brillantes principios de vurstra rf'stau– ración. La Orden entera se entristC'cia al ver que aquella España. que f'n si\flos pasados era tan copiosamonte reprnsentada Pn los Capi tulos GenPralcs. hov con– tcba con un solo miembro con derecho de asistir a las grancl::s asambleas del Or– be Capuchino. ¡ Bendita sea pues, la Cátedra de PPdro, lwndita la s·,de Apostólica, porque en este siglo de infortunios ha hecho por la Ordt:n en España todo Jo quP las cir– runstancias permitían; y hoy fimJm:•nte puede restablecer PI orden de cosas :mti– guo. normal. regular y ordinario, clc•J cual tantos biPnes r:•sultaron para los Cc1- purhinos de España en los siglos XVI, XVII y XVI 11 1 Desd:) hov vur-lv(' a florP,C'r la unhtad la sólida unión ele todos los Cap1JChinos bajo una sola Cabeza, baio un solo GPneral, cfert ivo y rc•al; unidad que; produjo JO'; José cl0 Carabantr•s. los Dir– gos de Cárliz. los hirloros de s~villa, los lgnacios de Monzón, y otros lantos Ca– puchinos españo]Ps, ou,: ron sus virtudes, sus Pjemplos, su rirnci11, sus anostóli– rns trabajos, y miis de una vez con un glorioso martirio, ilustraron a la l~;IPsia d, Dios y a toda nuestra Ord2n. Alegraos, pues, todos en el Señor y relrbrad <:;o7osos las trrnuras v pat1•rna– les atenciones del Cielo en favor de España. No ,Pséis Pn las alab11nzas al Sobrra– no Dador de todo bien. y bendPcídle Pn todo tiem;J[) y Ius:rar. Y va qur' hol' rm– piP7a una nueva vida para vosotros todos, rrnovarl vuPstros propósitos df' sPr ver– rlaclPros hijos clP N. P. s. Franrisco. vPrdadPros lwrrdi:'ros d2 vuestros mavorPs Pn la Rrligión. quirnes tanto hicir•ron para el bien de la OrdPn v de Jos fiPl"s. bnio ,:;[ pnstoral cuidado el" los Mini<;tros Genera!Ps dP tocia la R<·lhOón Capuchina, rr•– siclentC's l'll la Ciudad Santa. c•n el ec,ntro de uniclacl, l'n Roma, no para cuidar sólo de una parte dC'l místico rC'baño rlP l::i rapurhina familia. sino de toda nurs– \r,1 Com;rC'l.(ación, que el Señor hizo una. comparta. unida, r·ara c•J bien del Or– bP cristiano. Y 11bora. bi ios quPridisimos. os saludamos y abrazamos in oscu/o sancto: os rPc:ibimos a todos bajo m1Pstra patPrnal solirít 1 1d v amoroso ruidadn: v rn nom– b~ todo el ultimo Capítulo Gen?r,,J, en nombre d? tod:.?. 1 :, Orden, o,; ct;,l'l'lo.s 1~

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