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LA UNlúN DE LOS CAPUCHINOS ESPAJ\JOLES 55 dacción el P. José Calasanz; pero en el mismo texto se hace notar que él era el delegado oficial para presentarla en nombre del Comisario a la Santa Sede 129 • Siendo súbdito, como era, del Provincial de Tolosa, el Comisario Apostólico no tenía jurisdicción ordinaria sobre él, y así 5e dirigió al P. General para que lo autorizara a trasladarse a Roma con este fin. Y fuera obedeciendo sólo a esta sugerencia o también por otros motiYos. es lo cierto que a principios de abril ya se encontraba en b Ciudad Eterna, y el definitorio general en su sesión del día 6 acordó ('OlllUJÜcar al Comisario que el P. José Calasanz ya estaba tramitan– do el asunto en la S. Congregación según las instrucciones recibida, del P. General 110 • La solicitud fu,~ presentada el día 24 a la Santa Sede 131 • Después de un cuarto de siglo puclo finalmente convocarse un ca– pítulo general de la Orden 132 y los clías 9-19 de mayo de 1884 se reu– nieron en asamblea capitular los representantes de todas las naciones, entre los cuales se sent6 asimismo t>l P. Joaquín de Lla\·aneras en nom– hrn de los Capuchinos españoles 133 • En una de las sesiones capit11la– n's pidió la palabra y expuso el deseo de sus súbditos de que el P. Ceneral los aceptara bajo su total e inmediata dependencia, o por lo menos que el capítulo emitiera nn YOto fayorable en este sentido, mientras no se evacuaba la solicitucl presentada al Sumo Pontífice. La propuesta frn~ acogida con una sah-a de aplausos y apoyada con sin– cero entusiasmo. En la audiencia pontificia concedida a los capitula– res el l l ele mayo. el P. Joaquín pudo manifestar de palabra ,,ste de– seo a Le6n xrn, el cual allí mismo le prometió que sería una realidad 134 • Por tanto al clausurarse el capítulo de 1884, la uni6n parecía un hecho consumado. Por de pronto allí quedaba el P. José Calasanz. secretado de la comisi6n de las ordenaciones capitulares. para aseso– rar a las autoridades competentes y ultimar los detalles. El 28 de ma– yo el definitorio general acord,5 eleYar a la Santa Sede otra petición. 129. Véase el texto de la solicitud más abajo: DOC. 16. 130. Cf. Archivo general O. F. M. Cap.: Acta Congr. AH-8. 131. Cf. «Analecta O. F. M. Cap.» 1 0884-1885) 113 a. 132. Cf. HILARIN FELDER, ob. cit., 74 sigs.; «Analecta O. F. M. Cap.» 1 (1884- lf'.85) 8 sigs.; !l•!ELCHOR A POBLADURA, Historia generalis III, 77 sigs. 133. Seguramente en virtud de la bula Inter graviores, que concedía a los Vica– t·ios generales españoles los mismos derechos y facultades del P. General; pues sabi– do es que las constituciones de la Orden entre los vocales del capitulo general no •,1en cic,mm la forma jurídica del Comisario Apostólico. 134. cr. ::Anal 0 cta O .. F. M. Cop .. )) 1 (188•1 ..1885) 114 a.

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