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U UNION DE LOS CAPUCHINOS ESPAl'JOLES 49 fería precisamente a algunas dificultades que oponían los Obispos, ape– lándose a no sé qué breve apostólico que les concedía ciertos poderes sobre las casas religiosas restauradas en Espaüa 11 4. No fué difícil al definitorio general comprobar el fundamento jurídico de los que recla– maban, pues el 3 de octubre de 1879 León xrn había renovado por cin– co aüos un decreto de su predecesor, con el cual se reservaba a los Or– dinarios del lugar los mencionados derechos 115 • Del mencionado in– fonne de los padres delegados se deduce asimismo que esta actitud del episcopado se agravaba por la conducta de algunos exclaustrados influyentes de las recién organizadas comunidades, que propendían más bien a considerar como legítimo superior al Obispo que al Comisario. Si nos sorprende que los nuevos superiores del Comisariato ignora– ran la existencia de aquella disposición, vigente hacía unos veinte años, no nos extraña menos el que hubiera Obispos que se arrogaban, o me– jor que se valían de aquellos derechos para entorpecer el acercamiento de los Capuchinos españoles a Roma. Las noticias por nosotros reco– gidas manifiestan más bien la benevolencia de los Ordinarios diocesa– nos, que solicitaban a los Capuchinos a trabajar apostólicamente en sus respectivas diócesis, valiéndose del apoyo de los Superiores de la Curia general, como es el caso de Astorga, León, Pamplona, Vitoria, Solsona y otras diócesis de Andalucía y Cataluña. De todos modos no se puede negar el hecho. Era un nuevo tropie– zo. Healmente el camino estaba erizado de dificultades. 2. - AroYo DECISIVO DEL P. JosÉ CALASANZ El joven Comisario necesitaba acertados consejos y ayudas eficaces para no desfalle<.;er en la árdua empresa. Y no le faltaron, en verdad, decididos sostenedores en su noble y legítimo afán de restaurar y pro– pagar la Orden en España y de colocarla bajo la inmediata dependen– cia y jurisdicción de Roma. Se da por descontado que pudo contar en todo momento con el "PºYº incondicional de su hermano el P. José Ca– lasanz, quien apare<.;e ahora ocupando un puesto preponderante en la última fase de las gestiones, tan felizmente iniciadas en 1879, durante su viaje de inspección por los conventos recién restaurados. 114. Cf. Archivo general o. F. M. Cap.: Acta Congr.: AH-8. 116. Of. MELOHOR DE POBLADURA, ob. cit., 230. Véase el texto del breve de León XIII máll aba.Jo, DOC. 10,
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