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IV. - EL DESENLACE (1881-1885) l. - EL SUCESOR DEL P. LumENA: P. JoAQUÍN DE LLAVANEHAS Decididamenle hacia füws de 1880 el Comisario Apostólico F. ) os( de Llerena había perdido la batalla. Nadie dudaba ya de la inaplaza– ble necesidad de resolver con urgencia un problema, cuya innecesaria prolongación causaba perjuicios incalculables a la vida regular y a las actividades apostólicas de las nacientes comunidades capuchinas. Por consiguiente había que nombrar cuanto antes otro Comisario, que se hi– ciera intérprete del común sentir de los religiosos y, a ser posible, por medio de un acuerdo pacífico y bilateral diera el golpe de gracia al r {,– gimen de alternativa, o por lo menos favoreciera el rápido retorno de las provincias de España a una fomm de gobierno constitucional y co– mún a las demás provincas de la Orden. A juzgar por las re1)etidas declaraciones de los religiosos, el más in– dicado para llevar a cabo esta empresa, parecía ser el P. Bernabé de Astorga. Su candidatura no ofrecía aparentemente dificultades; había sido en todo tiempo paladín denodado de la unión y la fom1a casi ple– biscitaria en que lo pedían por superior desde España ponía muy a las claras la confianza que en él habían depositado todos y el indiscutible prestigio que le rodeaba. Lo recomendaban asimismo su espíritu de