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El P. José Calasanz de Llavaneras (card. Vives y Tutó) y la unión de los Capuchinos españoles con Roma (1804-1885) La intervención del P. José Calasanz de Llavaneras para resolver delinitiva y satisfactoriamente la situación anormal, en que a fines del siglo XIX se encontraban los Capuchinos españoles respecto al Minis– tro General de la Orden, es el epílogo de una situación de hecho que hacía unos 80 años se venía prolongando con fases alternas, aunque nunca felices y determinantes para el florecimiento de la disciplina re– gular y para el desarrollo de las actividades apostólicas; o, si se pre– fiere, es la última etapa de un largo camino erizado de dificultades y peligros. Por tanto, para comprender todo el alcance de la actuación del ilustre religioso, nos ha parecido oportuno delinear primero las fa– ses a que nos referimos y recorrer, guiados por documentos fidedignos, las etapas de aquel camino. La alternativa de gobierno sancionada en 1804 por Pío VII para las Ordenes Religiosas en España tuvo origen Yiolento, y sólo se expli– ca por muy fuertes presiones externas en un momento delicado de las relaciones de la Santa Sede con la Corte de Madrid. Aunque el docu– mento pontificio aparezca matizado con acentos de bem'\·olencia y ad– miración hacia el Monarca que lo había solicitado, y aunque se quiera dar por adelantado que el nuevo régimen procurará incalculables be– neficios; es lo cierto que la Santa Sede, si en un principio toleró semt'.– jante intromisión de la potestad civil en la zona reservada de sus acti– vidades e intereses, se opuso luego a su afianzamiento y a su desarrollo progresivo; más tarde lo ignoró; y, apenas le fué posible, abogó por ~u abolición, apoyando con su autoridad cualesquiera iniciativas privadas y oficiales. Además, si, por una parte, los continuos vaivenes políticos, sociales y militares, que agitaron la vida nacional durante casi todo el siglo, (causados y aumentados por el progresivo avance de los principios E4iTUOUilll CIWICIIIWIOII, 56 (1956) 5-42,