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30 MELCHOR O E r O D L AD U R A Si no podemos aclarar satisfactoriamentP todos los trámites de las gestiones llevadas a cabo para lograr la restauración de la Orden en Es– paüa, no tenemos la menor duda acerca del momento en que é,sta tu– vo lugar. El 11 de enero de 1877 una Real orden de Alfonso XII autori– zaba el establecimiento de una comunidad capuchina en Antequera; y e1 texto, especificando que los religiosos "viürán con arreglo a sn Ins– tituto, sin gravamen alguno para el Estado"' 61 , no hace la más mínima alusión al r{,gimen excepcional Jt,galizado en 180-1. Hasta este momento habían trabajado de común acuerdo el Comi– sario Apostólico y los religiosos de la comunidad de Bayona; pues el P. Llerena pidió y obtuvo del P. General los rrnis amplios poderes pa– ra disponer cuando y como creyPra oportuno de aquellos religiosos en orden a la formación de las nuevas comunidades 52 • Una H'Z obtenido el permiso, los expedicionarios de Bayona se en– ('aminaron, divididos en varios grupos, hacia la lejana Andalucía. Tam– bién se trasladó allí el Comisario Apostólico. El P. Adoain llegó a la villa el 14 de marzo. El P. Bemabé iba al frente de un grupo de jóve– \·enes, entre los cuales se encontraba el corista Fr. Luis de Masamagrell (más tarde Mons. Amigó y Ferrer), quien en su autobiografía describe este significativo lance. Califica de temerario el hecho de haberse atre– \·iclo a hacer el viaje vestidos de Capuchinos, y hace H'saltar la ignoran– cia de los pueblos acerca de qui6nes podrían ser. Unos decían que se– tían "judíos''; otros que eran "moros'"; y otros acaso unos "malandri– tws'". En las cercanías de Córdoba, unos mozalbetes, que divisaron la comith·a, dijeron a voz en grito, para que toclos pudieran oírles: "dChi– co. qué bichos son ('stos? dQuen'is que vayamos y les demos una puña– lada?" Y el P. Bernabé,, que no era un cobarde, dirigié,ndose al cronis- ta que tenía a su lado, le susurró al oiclo: "Bien he hecho en hacer con– fesión general antes de salir; pues creo no llegaremos vivos a Ante– quera" sJ. De hecho no sólo fü,garon \ inJs, sino que fueron recibidos por las autoridades locales con sentida cordialidad y con sinceras mues- 61. Cf. MELCHOR DE POBLADURA, Los Frailes Menores Capuchinos en Casti– lla, 238 síg. 62. El P. Llerena habla obtenido la facultad de disponer libremente de los re– ligiosos de Bayona el 17 de febrero. CI. Arch. general O. F. M. Cap.: G. 62. Por tan– to no interpreta adecuadamente la situación del momento el biógrafo de! P. Esteban, cuando encarece ¡a obediencia del si~1vo de Dios por no haber objetado al Comisa– rio Apostólico que dependía directamente del P. General de la Orden. Cf. GUMERSIN- 1;0 DE ESTELLA, ob. cit., 433. 63. Cf. Autobtograffa cit., 48.

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