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LA UNION DE LOS r:APUCIIINOS ESP/\J\JOLES 15 cial; durante tres largos lustros los intereses de los Capuchinos españo– les iban a quedar casi exclusivamerlte confiados a sus cuidados. El P. Fermín expuso a la Curia las instrucciones ele que era portador en or– den a la celebración del próximo capítulo generaL que clt,bía tener lugar en 183G. Entre otras ümo\·aciones se proponía para lo sucesivo el nom– brarnit>1ito o la elección de un Procurador general espaiíol, puesto que las autoridades ch·iles y aún las ('clesiásticas de b Rota, se negaban a tornar en consideración y tramitar asuntos que no les fueran presentados por un Procurador nacional 21 • El plan, como se podía presumir, fm~ re– chazado de plano por el Vicario General y sus dPfinidores; accedían, en Yia e,cepcional, a que existiera en Madrid un agente dekgado del Pro– curador residente en Roma, pero de ninguna manera reconocían la opor– tunidad, y ni aun la posibilidad, de plantear el problema de un segun– do Procurador español que residiera fuera de Roma. Apoyaban su pa– recer en la indiscutible autoridad ele León xu, el cual había manifes– tado que el único hilo que mantenía aún unida España con la Santa Se– de y con el centro de la Orden era el Procurador, y que si se rompía aquél, se precipitaba sin remedio en las últimas y más funestas coI1Se– cuencias del galicanismo y del jansenismo regalista. Ni se content:1ron con esta ncgatiYa, sino que se opusieron asimismo a que se procediera a la elección de un Vicario general español a tenor dP la citada bula Inter grm;iorcs, y optaron por el nombramiento pro,·isional de un Co– misario con dos consejeros, toda vez que se prevda inminente la abo– lición de la alternativa con el logro y c,l restablecimiento de la paz re– ligiosa en la Península 22 • 2. - EL COMISARIATO APOSTÓLICO La actitud de los Superiores de Roma aparece muy lógica, pero tal vez se fundaba en un exagerado optimismo de la situación política es– paiiola: creían en el inrninen te y seguro triunfo de los Carlistas y con él en el advenimiento de una época de paz para la Iglesia en España. Sin duda contribuyó a formar aquella atmósfera de confiada esperanza, la presencia del P. Fermín de Alcaraz, apasionado sostenedor de la causa de Don Carlos 23 • Por desgracia, la situación política revolucio- 21. Cf. Roma, Arch. general O. F. M. Cap.: G. 62. 22. Véase el texto más abajo; DOC. 4. 23. El P. Fermín fué agente o embajador de Don Carlos en Roma. Cf. MEL· CHOR DE POBLADURA, ob. cit., 219.

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