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EL MUNDO, SEGÚN SAN JUAN 371 gía antropológica sobrenatural in:;crtando en ei~e concepto complejo lo dogmático y moral del cristiano. b) Sobre la seguridad y certidumbre de esos principios y la lógi– ca más perfecta, deduce conclusiones éticas sobre todo, s.in bajar a la c::isuística, que constituye una parte mínima de sus escritos. Si; queda, más bien, en los principios, en postulados de validez universal, los cua– les -prescindiendo a veces de cierta concretez histórica accidental fá– c;lmente comprensible --tienen un valor perenne y definitivo quizá n:) surerado poi los demás esc,itores neotestarnentarios. 2) Negativamente: San Juan se limita a un concepto del mundo: a) Excesivamente parcial. No se concibe en el cuarto evangdista una po:oible relación del hombre a los valores del mundo en su sentido cós– mico, integral. Solo en un sentido "personal" lu utiliza y considera. b) Aún dentro de este {1mbito puramente ''humano", mantiene 1111 concepto del mundo exclusivamente peyorativo. He aquí precisamel1t'e lo más interesante de m:cstro estudio. No cri-– ticamos léls razones que alega San Juan ni el enfoque general del mun– do que riene dentro de su reología. Concedemos que en este sentido, y sólcJ en él, pueda afirmarse con Ríccioti: "Jesús es la antítesis del rnun– dc ... Lo que para el mundo es mal, para Jesús es bien; lo que para el mundo es bien, para Jesús es mal. La pobreza, la humildad, la sumi– sión, el soportar silenciosamente las injurias, el apartarse para lkjar paso a los demás, cosas que son sumos males para el mundo, son sur mos bienes para Jesús, y, al contrario, las riquezas, los honores, el do– m:nio sobre los demás y todas las otras cosas que forman la felicidad para el mundo, representan para Jesús un daño o al menos un peligro gravísimo" "º"· Admitimos también que en tiempo de San Juan, y aún hoy, "el mundo es la vasta humanidad con frecuencia esclava de de– rocos sensuales, que no consí-ente en someter la razón a la i'e, en diríg:r s1,; corazón por la ley de la caridad sobrenatural" t• 04 • Lo que sí negamos es que tal concepto pesimista del mundo, en sí, pueda servir de base para una concepción ética integral, perfecta de lo mundano a través del pensamiento de Cristo. Y en sus consecuencias, prescindiendo de posibles exageraciones en el modo de universalizar estos conc?ptos, que no pueda ser muy bien motivo de erróneas o de- 503. Vida de Jesucristo, trad. de G, de Luaces (Barcelona, 1944) 723-724, 504. LA□RANGE O.P., El Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, trad. de G. Fierro O. P. (Barcelona, 1933) 417. 505, lo 8,23: 13,3: 17,14,16: 18.36,