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EL MU~DO, SEGÚN SAN JUAN 361 Para concluir, merece hacerse en este punto una sugerencia. ¿No habría que buscar aquí las fuentes ele ese clásico ascetismo cristiano rnn alabado que ha mutilado, tal vez, por el unilateralismo que las ha infundido, tantas vidas egreg:as de hombres que llenan gran parte de la hagiografía cristiana, prototipos de los "despreciadores de todas las cosas del mundo"? Citemos de nuevo a San Fran.cisco de Asís, apelli– dado y por todos rcconocidu como t,po del hombre que más evangeli– camente ha sabido comprender al mundo. Pues bien, San Francisco se refleja eminentemente parcial, aún, lejos de la auténtica enearnación integral del espíritu cristiano frente al mundo en toda su amIJlitud cós– mica. Sólo acepta para sí, positiva y afirmativamente, con preferencia casi exclusiva, lo más fácil: la sublimación del mundo como naturale– ;éa irracional. En cambio, el mundo, como hond0 problema "humano", que es rn sentido más crudo y difícil, lo rehuye, al menos en muchos de sus problemas más fundamentales. Es, pues, lógico que se pregun– te uno: ¿es ésta la visión :ntcgral, positiva del hombre creyente ante el mundo? ll) Respecto de !o,s cristianos: El principio fundamental que rige todas las relaciones éticas de lus crishanos entre sí es el del amor fra– terno. Quizá sea todo este apartado el que más indirectamente diga re-– lación al tema central de nuestro ei;tudio. Sin embargo, para completar brevemente el paralelismo del e~;quema general del trnbajo y, sobre todo, porque tiene efectivo interés comparativamente sobre la cuestión del mundo, vamos a declararlo algún tanto. No por vía de mero ejemplo, sino corno significado de algo medu– lar en la doctrina cristiana 1 "'' recalca San Juan el principio básico del nmor fraterno. Si conocer a Cristo entrar en comunión con la luz de Dios irradiada por su Verbo encarnado ' 130 ,- es recibir su verdad y eminentemente práctica se concretiza en la realizae;ón de los manda– mientos evangélicos compendiados en el precepto del amor 43 1, es 16- que esté y permanezca en la luz, en una palabra, sea verdadero cri,tiano quien ama prácticamente a su hermano en la fe; por el ~on– trario, quien aborrece a su hermano en las tinieblas está y en las ti- nicbias anda a:;~ y si dice, portándose que está en la luz de Cristo 429, CL ROM 13,8-0. 430. lo 18,37. 431. 1lo 2,3ss; Ro,,1 13,10. 432. 1 lo 2,10·11.

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