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EL MUNDO, SEGÚN SAN JUAN 359 Según esto, es natural qu0 el cristiano venga a ser, en el mundo y pa– ra los hombres de él, otro Cristo encarnado: un supremo testimonio visible de Jesús que sigue obrando en los suyos, continuadores de su obra redentora. Particularmente es digno de notarse a este respecto el valor apG– logético cristiano ante el mundo del ejemplo de unidad de los creyen– tes en fr y amor entre sí y por Cristo con el Padre. Prescindimos de reseñar detalladamente este "motivo de credibilidad", este testimonio rEClentor de la unidad de los fieles, de la Iglesia de Cristo, porque, a pt'sar de su importancia por la eficacia posit;va respecto del mundo, nos excedería demasiado 417 • b) Negatlivamente; La relación ética propiamente tal de los cris– tianos con respecto al mundo, puede reducirse a esto: método negati– vo, ele huida. Conocida la mentalidad de San Juan sobre el mundo y su lógica vigorosa no extrañarán frases absolutas y decididas como é~ta: "No ameis el mundo ni las cosas que hay en el mundo". Y añade las razones que ya conocemos: "Si alguno amare al mundo, no está en él la caridad del Padre. Pues todo lo que hay en el mundo -la con– cupiscencia de la carne y la concupiscencia de los ojos y la jactancia de los bienes terrenos- no procede del Padre sino que pro– cede ele! mundo'' 418 • Los verdaderos cristianos deben, pues, detestar al mundo y triunfar de él por la fe ~ 19 , es decir, siendo consecuentes con las exigencias de su propio ser. En otras partes se muestra el Apóstol no menos explícito: "El mundo todo estriba en el malo" causa de todo pecado 4 2°. Santiago hace hincapié 421 en este mismo concepto afirmando ro– tundamente la incompatibilidad ele! amor al mundo y del amor a Dios 01 un cristiano. San Pablo, que también deja entrever esta ideología, da una explicación clásica: "Porque la aspiración de la carne (que es todo lo terreno y mundano del hombre) es muerte; mas la aspiración ele! espíritu, vida y paz. Por cuanto la aspiración de la carne es enemis– tad con Dios, puesto que no se somete a la ley de Dios, como que ni siquiera puede. Y los que están en la carne no pueden agradar a Dios" 422 417. Puede verse lo 17,20-26 sobre todo. 418. \ lo 2,llH6. 419, l lo 2,15; 5,4-5. 420. l lo 5,19. 421. 4,4-5. 422. RoM 8,6-8.
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