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356 DONATO DE MONLERAS en cuanto tal, no peca; es más, de suyo es moralmente impecable. To– rk• lo cual es signo contundente del recte amor a sí mismo en la ma– teria más digna y noble, dentro del presente orden histórico sobrena– tural sobre todo. Así tenemos -siguiendo la doctrina de San Juan-: Todo cristiano, hijo de Dios •-más espiritual que terre– no : Posifiivamente: Obra la justicia, es justo r"". Particularmer– te, ama a su hermano ª' 7 • Con razón San Pedro 3 ~ 8 afirmaba: "Amaos de corazón intensamente los unos a íos otros, como quienes han sido rcengendrado5 de simiente no corruptible, sino incorruptible, por la palabra de Dios viviente y duradera, es decir, por la palabra del Evan– gelio", de la fe en Jesús. Negativamente: No obra el pecado ni pueje pecar mientras obre como tal, es decir, impulsado por el germen de Dios que permanece en él, la gracia 3 su. "Esta impotencia no es física, s,ino puramente moral; y consiste en que la gracia, que es germen de Dios, cuando prende en el alma y arraiga firmemente en ella y se desenvuelve normalmente y sin obstáculos que la neutralicen, de tal manera la ccrrobora y estabi– liza en el bien, que la hace super,ior a todas las violencias o seduccio– nes del mal. Los hechos confirman esta afirmación de San Juan y la explican. Los santos, después que se entregaron plenamente a Dios, ya no pecaron mortalmente. Este hecho, tan frecuente y constante, no se explica sin una imposibilidad interna de pecar. Mas no por eso pier– den la lfüertad en el obrar el bien. Incomprensiblemente mayor era la imposibilidad de pecado en Jesucristo y en su divina Madre, los cua– les, no obstante, conservaron toda su libertad en el bien obrar" 300 • Las razones se compendian en las que apuntamos al tratar de la óntica hu– mano-sobrenatural y tienen valor comparativamente a las que señala– mos cons;gnando el pecado en el mundano 391 • Pueden reducirse a las siguientes: a) Porque el cristiano tiene fe, es decir, ha visto y conocido a Cris– to, impecable m y redentor de todos nuestros pecados 393 , autor y man- 385. Jo 3,6. 386. 1 Jo 3,9-10;5,17. 387. 1 Jo 3,10. 388. l 1,22-25. 389. 1lo 3,9. 390. BoVER S.I., Nuevo Testamento (Madrid, 1948) en no·3,6. 391. Cf. razón general óptima ~n el tnif?mO Jugar del mundo, según ll1 Jo JI. 392, Jo 8,45-46. ·· 393. 1lo 3,5-6.

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