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354 DONATO DE MONLERAS cencias, no por una verdadera caridad, que importa perfecta comunion y armonía de voluntades. Por eso se conciben discrepancias entre sí y, sobre todo, que odien a Cristo y los suyos. "Similitudo enim morum et amorum est causa dilect1onis, dissimifüudo vero cst causa aversio– nis et odii... Mundani homines diligunt suos, id est fautores et parti– cipes suorum consiliorum; si quando vero alios mundanos oderunt, Ci!Usa est quod illi consiliia eorum adversantur, itaque iam alieni sunt et adversari:; atque ideo Cristum odio persequebantur, quoniam eu– rum opera I eprehendebat et hominibus nota faciebat, ut dicitur :3a– pient. 11, et cadem de caus,1 odio habitnri erant apostolos" m. Así de bien sintetiza el docto escril,uista A Lapide la razón y sentido de las relaciones éticas de unos mundanos con otros. faltos del amor a Cris– to, de la caridad sobrenatural que "informa" todo obrar cristiar,o, se dirigen por el amor y las concupiscencias naturales, terrenas. B) ETICA DEL CRISTI.\NO Por la luz que da sobr2 eJ tema del mundo expondremos parale;a– mente la contextura ética del creyente, conforme al plan general que precede, es decir, centrado en el principio del amor a Dios y al próji– mo por Dios. 1) Respecto de Df)os Debe existir como amor filial lógico a Dios Padre nuestro que nos r11gendró en Jesucristo y nos ama m benéficamente. Otro tanto puede decirse -y rn San Juan prevalece en este sentido- de Jesús. Aman– do a Cristo se ama a Dios. "Como me amó el Padre, también yo os amé; permaneced, pues, en mi amor•· m. El objeto amado tiende na– turalmente a devolver el amor que provoca en él el afecto ajeno. ¿En qué consiste esta permanencia rn el amor de Dios y de su Hi– jo? En lo práctico de este amor. "Porque este es el amor de Dios: que 373. A LAPIDE S.·, Comme,itaria u,, Scripturam Sacram (París, f881) 16, 009, 374. lo 16,27. 375, lo 15,9; 8,42; l lo 2,15.
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