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260 FR. MANUEL DÍAZ El segundo es del P. Isaac de Mondreganes, quien estudia la importan• cia de los capuchinos en la historia religiosa de la ciudad de Tucupita, hoy sede del Vicario Apostólico. Hace referencia breve a los años prece– dentes a 1919, pero lo más sustancioso del artículo es lo que dedica a glosar el apostolado de los religiosos a partir de esta fecha. El mismo P. Mondreganes en otro estudio publicado en este mismo volumen del que venimos hablando analiza la influencia decisiva de los capuchinos en la civilización y cultura del territorio. Habla de las escuelas, centros de formación establecidos por los capuchinos y del método pedagógico usado por los mismos. Finalizan estos estudios interesantes con el insertado en el volumen por Mons. Angel Turrado Moreno, Vicario Apostólico que fue del Vicariato de Machiques, misionero antes por muchos años en el Bajo Orinoco. Des– cribe con todo detalle la historia religiosa de la Misión a través de las capillas e iglesias existentes en el territorio, y atendidas por los capuchinos. Bajo los auspicios de « Venezuela Misionera», y como número extraor– dinario de la misma, se publicó un volumen en grueso, conmemorando los veinticinco años de apostolado de los capuchinos en el Bajo Orínoco y Alto Caroní 13 • Describe la labor misionera e indigenista en dichos terri– torios en lo que va de 1924 a 1949. Son noticias históricas, etnográficas, geográficas y misionales sobre el particular. Colaboran ilustres misioneros. Entre ellos, el P. Basilio de Barral, magnífico cartógrafo de la región, que ha recorrido varias veces de extremo a extremo, y el P. Cesáreo de Arme• !lada, también misionero durante muchos años, cualificado indigenista y etnógrafo. El tomo se distingue por la abuandancia de gráficos y datos estadísticos. Estos estudios acerca del Vicariato del Caroní y Delta Amacuro, hasta su separación, en 1953, son completados por la estadística que, por manda– to del Superior Regular, P. Tirso de Escalente, publicó en 1950 el P. Bien– venido de Villacidayo 14 , recientemente nombrado Vicario Apostólico de la Misión del Caroní. La estadística, después de un breve estudio histórico sobre la misión, nos da la nómina de misioneros que han trabajado en el Vicariato, desde su fundación, biografiándolos brevemente y publicando al final su fotografía. Los estudios indigenistas propiamente tales son innumerables, publi• cactos muchos de ellos en revistas científicas. Así, el P. Cayetano de Ca– rrocera, entre los muchos que ha escrito, tiene uno de gran importancia para conocer la función del elemento indígena en la fundación de los pue– blos venezolanos, y el papel que cupo a los misioneros en estas fundaciones, de muchas de las cuales son ellos lo sverdaderos iniciadores 1s. Los !PP. Matallana y Armellada publicaron en el «Boletín de Ciencias Naturales «La Salle», de Caracas, el relato de su exploración del Paraguay, 13. MM. Capuchinos, El Bajo Orinoco y el Alto Caroní (Caracas, 1949), pp. 570. 14. Bienvenido de Villacidayo, Estadística del Vicaria/o Apostólico del Caroni (Caracas, 1950), p. 34. 15. CARROCERA, Cayetano de, La fundación de los pueblos venezolanos: fundación del Indio, separata del "Boletín Indigenista venezolano", año I, tomo I (Caracas, 1953), p. 20.

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