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62 P. BUENAVENTURA DE CARROCERA sor)/ Matriti. MDCCLXXVII./ Apud Joachimum !barra, C. R. M. Typo– graphum./ Superiorum permissu. Vol. de una hoja-XXX-507 pp., 215 x 155 mm. 2. 0 Philosophia/ ... / In tres tomos distributa./ Tomus secundus./ Phi– losophiam naturalem, seu Physicam, generalem/ nempe, et particularem complectens./ Auctore/ ... / Matriti. MDCCLXXVIII./ Vol. de una hoja-XII-520 pp., mas 9 hojas de tablas o grab1dos, 215xl55 mm. 3. 0 Philosophia/ ... / Tomus tertius,/ Metaphisicam Universam cum- plectens./ Auctore/ ...Matriti. MDCCLXXVIII. Vol. de una hoja-XVIII-450 pp., 215 x 155 mm. Estos tres tomos forman el curso completo de Filosofía, en cuyo examen interno, como ya apuntamos arriba, no :¡::retendemos entrar ni detenernos. No obstante, haremos alguna ligera indicación sobre el método seguido por el P. Villalpando, según lo que expone en el prólogo del primer tomo. Dice allí (p. VII) que veía con lástima cómo las escuelas 110 sólo servían de ludibrio a los extranjeros, sino también a los hombres ilustrados de la nación, ocupándose profesores y discípulos en cuestiones inútiles, usando voces desusadas e incomprensibles, que únicamente se preocupaban de seguir este o aquel autor, rechazando las nuevas doctrinas, pero sin salirles al paso ni rebatirlas. Añade que seguirá a los filósofos de su siglo y del anterior, porque creía que sin duda alguna debían ser preferidos a los antiguos (p. XV), pero confiesa también que ama la libertad de filosofar y co11Siguientemente que no servirá a ningún sistema filosófico (p. XVII). No obstante eso, procurará tener en cuenta lo ya escrito por los buenos 2.utores, añadiendo por su cuenta muchas cosas, pero rechazando desde luego el método aris– totélico, corno cosa anticuada y despreciada (p. XVI). Por eso mismo no siente simpatía alguna por los escolásticos, contra los cuales a veces deja correr su pluma más de lo justo. Tiene, sin embargo, una razón que en cierto modo justifica su modo dC' proceder al dar cabida en su Filosofía a las nuevas doctrinas, no pre– cisamente para admitirlas, sino para proporcionar armas en aquel entonces en. que la nueva filosofía trnía entablada contra la religión una gran batalla, con objeto de que los religiosos jóvenes puedan confundir los enemigos de la verdad y «sea manifiesto a todos que no la ciencia misma, sino la arrogancia, la soberbia o, lo que es más verosímil, la corrupción del corazón y la perversidad de costumbres, es lo que infatúa y pervierte los sabios de este siglo» (p. III).
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