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Un capítulo de la historia de la filosofía en España La obra filosófica del Capuchino P. Francisco de Villalpando, texto oficial en las Universidades españolas Muchos fueron los clamores, con razón unos, sin ella los más, que a mediados del siglo xvnr se levantaron contra la filosofía escolástica, o por lo menos coutra los abusos que en su nombre se cometían. Profesores y discípulos ansiaban conocer las doctrinas nuevas de allende los Pirineos, detestando, sin causa suficiente en la mayoría de los casos, la filosofía es– colástica, que hasta entonces se venía enseñando, en general, en todos los estudios de la nación, Universidades y Colegios, bien fuesen públicos o privados. El Estado español, contaminado - no hay para que demostrarlo - con esas nuevas corrientes, quiso darles en cierto modo carácter oficial, con el fin de dar a conocer, al m_enos, las audaces doctrinas de Descartes, Male– branche y Leibnitz, si ya no era también con la intención de buscarles adeptos y seguidores. Con tal objeto, el Consejo de Castilla, una de cuyas incumbencias era determinar en los Colegios y Universidades los planes de estudio y señalar los textos oficiales, se dirigió, en 1769, a las Universidades para que ellas deputasen sujetos que preparasen un curso moderno de Filosofía. Pasados algunos años, no menos de ocho, sin resultado alguno, se presentó a la aprobación del Consejo el curso filosófico compuesto por el P. Francisco de Villalpando, Capuchino de la Provincia de Castilla, curso que mereció la aprobación del Consejo y que a instancias del Provincial de Castilla se declaró luego texto oficial en los colegios de todos los Capuchi– nos espaf10les y al propio tiempo también texto oficial en las Universidades y Estudios donde no se enseñase por Jacquier o Musshenbroeck y que no se quisiese adoptar uno de estos dos autores.