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EL I' . F R A Ne Is e o DE ¡· I L LA L l' A :,,.· D o 881 y reprueba el que el P. Villalpando trate de c,xtirpar el sistema aristoté– lico, computando entre las ridículas sutilezas de las escuelas el silogismo, que tanto emplearon los Santos Doctores contra los herejes. Reprueba ade– más el tratado de la generación. No obstante eso, el resto de la obra le parece digno de alabanza por el método, la claridad y el trabajo q1w en su composición empleó el autor. Con todo, la considera impropia para los es– tudios de la Provincia como libro de texto Gi. Según ya hemos indicado anteriormente, estos dictámenes fueron envia– dos al P. Villalpando para que respondiera a los cargos que en ellos se le hacían. b) Dictámenes emitidos por las Unbersidades del reino Comencemos en primer término por el juicio emitido por la Universidad de Salamanca, mejor dicho, por los comisarios nombrados por ella para examinar los dos textos, el de Jacquier y el de Villalpando, en lo cual se excedieron en las facultades, ya que el decreto del Consejo era que donde 110 se estudiase por Jacquie1 ni la Física por J\íusshenbroeck, se hiciese por Jacquier o por Villalpando. En cuanto a la Lógica, dicen que es cierto que en ella trae muchas y buenas cosas, aunque mezcladas con grandes equivocaciones, sobre todo cuando trata de las cansas de los errores, criterios, etc. En cuanto a la Metafísica, fuera de lo que toma de los comunes y lo que añade de la divina existencia, de la inmortalidad e inmutabilidad del alma «que trae con más elegancia, solidez y perspicuidad al mismo Gou– din», lo demás se reduce a cuatro cuestiones de poca monta. Respecto a la Física se dan por demostradas muchas cosas enteramente problemáticas. Por último le echan en cara el que se alabe tanto ; el que <tpinta con tan negros y horribles colores nuestras Universidades y las disputas que en ellas se tienen y los ejercicios que p1 cceden como examen al honor de los grados», que parece intentar i11s11irar a sus discípulos menosprecio y horror ; que vilipendia a todos los escritnres con insolencia ; que desprecia la filosofía escolástica y en cambio alaba desmesuradamente los filósofos modernos. Y terminan diciendo que el curso, «aunque incluye muchas bue– nas cosas, bien que las más poco accesibles a los jóYenes y tratadas con el método menos apto para su aprovechamiento, están mezcladas con má– ximas arriesgadas y proposiciones peligrosas, falsas y contrarias algunas a las leyes patrias», etc. Por lo que son de parecer, según ya hemos indi- G3. Informe del P. La Calzada (Toledo, 9 de enero de 1780), ibid., ff. 153-156.
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