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[' . B [ E X A ¡. E X T l. R A D E e A R R o e E R A cu1pa hay que echarla al Duqu,c de Friedlané, a \Vallenstein, pero también a rns enemigos y contradictores, que sospechaban ya de su proceder, como indicaba el mismo Consejo de Estado, según hemos visto, y echaban a mala parte su actitud bélica, y entre esos enemigos y contradictores preciso es contar muy principalmente al •embajador de España en Viena, Marqués de Castañeda. Y, no obstante que muchas veces el Consejo de Estado, y particularmente el Conde-Duque, insistió ante el de Castañeda y ante el Conde de Oñate para que por todos los medios conservasen buena correspon– dencia con el de Friedland, como <megocio de mucha importancia>), por desgracia hubo entre ello,; muchos roces y encuentros por nimias cuestiones, como era el tratamítnto de Alteza que \Yallenstein quería que se le diese ,:, , y también por bastante envidia que el d,e Castañeda sentía lucia el P. Uuiroga; a propósito de lo cual escribía ((lo mucho que había procurado tener buena correspondencia con el Duque de Fried1and, pero que el Duque no la tiene con el Marqués, pues sólo quiere tratar con el P. \Juiroga los negocios que: toc:111 a "\T. M.n. Pero a eso contestaba el de Olivares ((que es menester no correr con tema en esta materia :óÍno ajustarse a granjear al general y a procurar con QuirogH que lo yaya allanando)) ' 1 . Nada tiene de extraño que así sµcediecc, cuando, según confesión del P. Quirnga en una de sus cartas, \Yallenstein tenía al de Castañeda «por su mayor enemigoi, 75 • Y lo peor de todo fué que el :Marqués de Castañeda no sólo tenía roces y desconfianzas respecto del de Friedland sino también con el Príncipe de Eggemberg, íntimo confidente cle1 emperador ; y la razón de todo era porque, como afirmaba el Consejo de - 7 d,e enero de 1034 -- el de Castañeda se arrimaba demasiado al rey de Hungría y a tocfos los desconfidentes del Príncipe de Eggem– berg y del de l-i'riedlanc1, corn que 110 podía por menos de ((ofender a estos dos ministro:: y al emperador». Tanto, que el Conde-Duque lle– gaba a afirmar que el 1\Jarqués era ((vehementemente sospechoso en culpa gravísima de haber intro'.1t1ciclo y fomentado en odio expreso del Duque de Friec11and el que el señor rey de Hungría se haya empe– ñado en pretender el mando de las armas o en todo o en parte,, 76 • Y ante eso uada tiene de extraño ::ucediesc lo que todos lamentaban 7:l. Simancas, !bid. [f. 10 y :!O. 7-1. Símancas. Estado. I.eg . 233,1, f. :!, Consejo de Estado del 2\J de octubre de 1633, punto B0. 73. Iliid., punto 43. 70. Simancas. Estado. I.eg . ~:335, f. 140, Consejo de Estado del 8 de enero de lü'.lL

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