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tienen ningún poder sobre su cuerpo glorificado. En su bautismo el cristiano comienza a realizar este dominio espiritual sobre las fuerzas del mal y aun sobre las fuerzas de la materialidad, en cuanto éstas son apoyo para el desarrollo del mal. Ahora es en forma germinal; pero el bau– tismo tiene un intenso sentido escatológico: es un impulso espiritual que se actualiza en los últimos tiempos y germina entonces en plena realidad. Y esto por ser participación sacramental de la re– surrección de Jesús, cuyo sentido escatológico es manifiesto. Con la obra de Jesús, sobre todo en su muerte– resurrección, comenzó la espiritualización y do– minio religioso sobre el universo, aun material. La historia subsiguiente a la resurrección de Jesús sólo tiene sentido en cuanto que es un despliegue espacio-temporal de la resurrección de Jesús. La resurrección universal y divinización del universo se verificó en su primer estadio: resurrección per– sonal de Jesús en su humanidad; pero sigue Cristo resucitando en la Iglesia y realizando en ella la redención de todas las cosas, hasta que llegue al dominio completo y pueda entregar al Padre, como trofeo, el universo conquistado por Él O Cor 15, 24-28). La redención y reinado espiritual sobre el uni– verso lo continúa ampliamente la Iglesia en di– vei;sas formas. En primer lugar, por los milagros obrados sobre las fuerzas de la naturaleza. El 91

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