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incorporación a la cruz de Cristo en forma pú– blica, solemne, dramática y cruenta, por medio del martirio. Recordemos aquí la conocida doc– trina de la relación profunda entre bautismo y martirio, expresada en el hecho de que am– bos acontecimientos son llamados «bautismo»: de agua y de sangre. El más perfecto es el bau– tismo de sangre, hacia el cual tiende el bautismo de agua. Lo mismo en Cristo que en sus cris– tianos 39 • El martirio es también la más perfecta mani– festación del «seguimiento de Cristo», según Ap 20, 4. Por eso, lo mismo que el bautismo es lla– mada y exigencia al seguimiento de Cristo y su realización sacramental, es también llamada, exi– gencia y capacitación para el seguimiento per– fecto que tiene lugar en el martirio. f) La virgini'dad consagrada1 a Di'Os. Es con– siderada por los santos padres como un sustitu– tivo del martirio, como en general la vida de los ascetas, monjes y religiosos. La virginidad con– sagrada a Dios significa y• realiza - como el mar– tirio - la total entrega a Dios del cuerpo del bautizado y de todo su espíritu (1 Cor 7, 32-33). El bautismo, por ser «comunión con la muerte de Jesús», es una llamada a la virginidad, en que el cuerpo es sacrificado a Dios y el hombre entero vive sólo para Él. Más explícitamente, la entrega 39. Cf. CAMELOT, Spiritua/ité du bapti!me, p. 267-280. 86

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