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causalidad moral. de tipd religioso y sagrado, en la víctima divina. Luego le siguen en dignidad los actos por los que, unido al sacerdote ordenado. y a Cristo, «ofrece y presenta» a la Trinidad la víc– tima sacrificada y participa de ella en la comu– nión. En tercer lugar de dignidad están los actos por los que antes de la consagración ofreció y presentó a Dios la víctima bajo especies ajenas, de pan y vino, que ya la simbolizaban, aunque no la contenían. Todavía esta «oblación moral» del sacerdote– bautizado, tiene otro campo de acción, además de la víctima divina: el fiel que asiste a la misa debe ofrecerse a sí mismo como víctima al Padre, al lado de Cristo. San Pablo nos habla de la «oblación espiritual», que los fieles deben hacer de sí mismos a Dios, como hostia pura y agradable a ,Él (Rom 12, 1). Esta oblación debe consumarse en el mismo mo– mento sagrado en que Jesús se sacrifica al Padre. La liturgia hace con frecuencia alusión a esta «oblación espiritual», de tipo moral, que el cris– tiano debe realizar en la misa: él mismo debe considerarse como ofrecido y sacrificado sobre el altar como lo está Jesús 37 • Sobre la distinción entre el sacerdocio jerár– quico y el sacerdocio laical volveremos a hablar al final de esta sección, cuando hayamos visto las 37. Misa votiva de la Trinidad, secreta. 80

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