BCCCAP00000000000000000000640
otra. No lo borra ni aun la conducta más per– versa; ni siquiera el odio a Dios que. brota en el alma del condenado. Permanece como un test'i'– mom"o para los buenos y para los malos. Como el soldado viste su uniforme militar el día del triunfo y el día de la derrota. La propiedad de ser «indeleble» el carácter, se comprende bien teniendo en cuenta que es él una participáción en la dignidad mesiánica de Cristo. La dignidad me– siánica la recibe Jesús por la unción sustancial de la divinidad, por la comunicación de una vida indisoluble. La dignidad mesiánica de Jesús es eterna; Pa– rece obvio que sea indeleble el carácter que da al hombre participación en esta dignidad. Esta doctrina de la indelebilidad del carácter bautismal es susceptible de amplias aplicaciones kerigmáticas: El carácter es un testimonio de la elección y predilección divina hacia un hombre; es signo de su confianza en él. Al ser imborrable, quiere decirse que el amor de Dios acompaña siempre al cristiano, aun en su indignidad. Es un mot.ivo de esperanza inquebrantable: mientras subsista el carácter (sieII1pre) está sobre el cris– tiano la confianza, 1a asistencia y llamada de Dios. Y, por su parte, la gracia trabaja siempre en el bautizado desde la base - al menos - del carácter. Desde allí mismo el cristiano puede volver a to– mar conciencia de su dignidad y retornar a la casa del Padre, como el hijo pródigo. El hombre 61
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz