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ñal» del Espíritu Santo·. No es seguro que hayamos de ver en estos textos una enseñanza sobre el ca- rácter bautismal; pero, conocida esta doctrina, nos sirven tales textos para explicar un,¡oco su natu– raleza. En el uso bíblico esta «señal» es símbolo de una selección especial divina, testimonio ex– terno de la bondad, misericordia y confianza de Dios, de los destinos de Dios sobre los que han sido sellados. En la tradición teológica esta se– ñal que llamamos «carácter» (marca o impre– sión grabada en el alma) se explica por analo– gía con la señal con la cual son. marcadas las ovejas para indicar a qué dueño pertenecen. Tam– bién con el slgnaculum. o tatuaje que se imprimía en el pecho de los soldados para indicar su alis– tamiento en el ejército bajo la jefatura de un ge– neral determinado. Así son marcados los cris– tianos en el alma, para que Dios y los hombres los reconozcan como ovejas del rebaño de Cristo y como soldados de Cristo que han jurado seguir la bandera de Jesús en lucha contra el diablo. El carácter es, pues, la señal espiritual grabada en el alma que testifica nuestra pertenencia a Cristo crucificado. Decimos que nos marca ante Dios y aun ante los hombres, porque el sacramento es un rito sensible y una acción social; por tanto, los hombres pueden, al menos indirectamente, ver su efecto. b) El carácter es l'ndeleble. Jamás desaparece del alma del bautizado, ni en esta vida ni en la 60

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