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el catecúmeno a recibir el sacramento, se le pre– gunta: «¿Qué pides a la Iglesia de Dios?» La Iglesia es la fuerza de Dios presente en el mundo. La divinidad habita sustancialmente en Cristo como, en su templo; pero la Iglesia es el cuer– po glorioso del Señor Jesús viviendo en eI tiempo y en el espacio. Si cada bautizado se hace templo de Dios en el bautismo, es precisamente porque ha sido agregado al gran templo que es la Igle– sia y Cristo 25 • La pila bautismal es el seno mater– no en que la Iglesia, fecundada por el Espíritu, engendra a sus hijos. · b) Sujeto de derechos y deberes en la Iglesia. Al ser constituido ciudadano de la ciudad de Dios, que es la Iglesia, el crist.iano se constituye en su– jeto de nuevos derechos y deberes dentro de la sociedad eclesiástica. · ix) Los derechos del cri'sti'ano en la Iglesia po– drían resumirse en éste fundamental: participa– ción en el «bien común» de la sociedad eclesial. En concreto, este «bien común» lo constituyen todas las gracias que Cristo nos mereció con su pasión y muerte, puesto que la Iglesia no hace sino continuar en la tierra la obra redentora de Cristo, haciéndola siempre actual. La «actualiza– ción» de la obra redentora de Cristo la verifica la Iglesia por el ejercicio de la triple potestad. 25. Cf. Y. M. J. CONGAR, Le mystere du Temple, ou l'Économie de la présence de Dieu el sa créature, de la Genese a l'Apocalypse, París 1958, p. 145-180, 181-273, 279-293. 47
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