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familia del Padre, Hijo y Espíritu. Por ello la corriente de vida divina que brota del Padre hacia el Hijo y culmina en el Espíritu Santo, por el bautismo• entra en el espíritu humano, se apo– dera de él y lo lleva a través del campo de la vida, a través del dolor y de la alegría, entre abis– mos y altas montañas, en todo el variado aconte– cer de la existencia humana, hasta la acogedora intimidad del hogar del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Como dice san Buenaventura, la vida eter– na es ésta: que el espíritu humano· que procede de la Trinidad y es imagen de la Trinidad, repro– duzca en sí mismo la .vida de la Trinidad por la actividad de su memoria, entendimiento y volun– ta y se reintegre, :finalmente, en el seno de la Tri– nidad 12 • La misma idea se expresa en la afirmación de que por el bautismo el hombre comienza a estar «habitado» por la Trinidad: Los tres vienen a él como moradores de su alma, consagrándole tem– plo viviente de Dios. Más tarde insistiremos en este punto. c) Comunicación de un prz'ncipi'o vital divino. En la cultura popular universal, en la sangre va la vida. La sangre significa y contiene el principio 12. «Vita aeterna haec sola est, ut spiritus rationalis, qui manat - beatissima Trinitate et est imago Trinitatis, per modum cuiusdam circuli intelligibilis redeat per memoriam, intelligentiam et voluntatem, per deiformitatem gloriae in beatissimam Trinitatem.» Q. Disput. de Mysterio Trinitatis, q, 8, ad 7m. Cf. Obras de san Buenaventura, ed. BAC, Madrid 1948, tom. v, p. 396. 32

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