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del Padre, fuente de toda fecundidad en el cielo y en la tierra. b) Derechos y deberes del hijo de Dios. In– troducidos en la familia de Dios tenemos parte en todos los derechos y deberes de la familia divina. El derecho fundamental y que resume todos los demás es el hacernos herederos de la riqueza de la vida divina que disfrutan e,l Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Padre posee en plenitud ori– ginaria la vida infinita, con infinita alegría, feli– cidad y gozo desbordante. Pero también con in– finito amor de liberalidad, infinitamente caritativo y comunicativo. Movido de caridad infinita, el Padre dona al Hijo su vida y ambos al Espíritu Santo. No como quien busca la felicidad en otro, sino porque quiere hacer que otros disfruten tam– bién de sus espléndidas riquezas 11 • El bautizado también es llamado al disfrute de esta herencia; vivir y sei- feliz bajo el impulso del Espíritu, en Cristo para gloria del Padre. Correlatívo a este derecho es el deber funda– mentai del que ha nacido de Dios en el bautismo: reproducir en sí mismo la vida de la familia di– vina, dar a su vida el mismo sentido, el mismo contenido, el mismo «espíritu» que tiene la fa– milia de los tres que le han recibido en su hogar. Quiere esto decir que por el bautismo hemos sido introducidos en la dinámica y actividad de la 11. San BUENAVENTURA, In 1 Sent., d. 27, p, 1, art. unic., q, 2, ad 3m (ed. critic. minor, 1, p. 372b). lb. d. 2, art. unic., q. 2, ad lm{ibid.: p. 39a), 31
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