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tituye, a través de ella {del pueblo), en suje 1 to de los derechos y deberes de que la familia es por– tadora. En la Biblia, donde el pueblo es una fa– milia sagrada de «elegidos», los derechos y de– bere,s tienen un contenido esencialmente religioso y sacral. / e) El recién nacido tiene también la misma savia vital del árboJ familiar: tiene la mi'sma stln~ gre; y en la sangre va la. vida. En nuestro voca– bulario actual diríamos que el nuevo ser recibe de la familia el pdndpio vital humtl'no, la «natu– raleza» humana; con todas las virtualidades que le son necesarias para cumplir la finalidad de la vida humana. d) El nacimiento, por parte del que nace, ex– cluye toda cooperación, es totaf'mente gnlltuito. La vida es un don que se nos da, no algo que nos– otros hayamos adquirido o que se nos deba de algún modo; e) El nuevo hombre que se incorpora a la familia humana, nace ajeno a toda culpa perso– nal. Aunque no libre de las responsabilidades y cargas colectivas. 2. Naci'dos en Cristo para Dz'os. Veamos cómo esta analogía del nacimiento na– tural nos ayuda a comprender mejor los misterios que encierra el bautismo, en el que el hombre «nace de nuevo». 27
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