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la consagración - en Cristo - al servicio del Dios trino. II. POR EL BAUTISMO ENTRAMOS A FORMAR PARTE DE LA FAMILIA DIVINA En el NT el efecto que más continuamente s~ atribuye al bautismo es el de la «regeneraciqn, nuevo nacimiento en el Espfritu, nacimiento para Dios» 7 • La fórmula bautismal de Mt 28, 19, in– dica que esta regeneración es también una «con– sagración» y una recepción en el seno de la fa– milia de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. El efecto realmente misterioso del sacramento se quiere poner -- en lo posible - al alcance de nuestra inteligencia señalando la analogíá que podría tener con el fenómenó natural del «naci– miento»: es una «regeneración espiritual». El bautismo verifica en nuestra vida sobrenatural algo similar a lo que e,l nacimiento verifica en la vida natural; con amplitud y profundidad de significado proporcional dentro de su plano res– pectivo. 1. Qué le acontece al hombre cuando nace. Nos fijamos en el nacimiento como fenómeno «humano» integral; y tal como éste1 era concebido 7. Jn 3, 3-8; Tit 3, 5; 1 Pe 1, 3. 25

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