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que él, por el bautismo, entra en la grande his– toria de salud que Dios viene realizando en el mundo desde su creación. Desde la eternidad Dios pensó en cada uno de nosotros y nos llamó para revelar en nosotros a su Hijo (Gál 1, 16; cf. Rom 8, 28 ss; Ef 1, 3 ss). Toda la historia universal de salud, en el bautismo, la hizo Dios historia per– sonal nuestra. La liturgi'a bautismal con sus fórmulas verba– les, sus ritos y ceremonias, es una magnífica ex– presión sensible y dramatizada de los efectos · internos y misteriosos que produce .el bautismo. No podemos ni siquiera iniciar la exposición de un tema tan tentador y sugestivo. Nos remitimos a excelentes trabajos ya realizados 48 • 3. Nedad bauti-sma!. No es posible la reiteración del bautismo, pero sí una provechosa renovación de aquella fecha me– morable. Una frecuente rememoración de aquel acontecimiento básico tiene influencia benéfica en la piedad cristiana. Para fomentar esta devoción al bautismo puede ofrecer diversas oportunidades la vida parroquial. a) Reltera'Ción frecuente y solemne de las pro– mesas del santo bautismo. La renovación de la 48. Véase nota 42. Especialmente el libro de CAMELOT, es todo él un profundo esttidio del contenido teológico espiritual de Ia liturgia bautismal. 116

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