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I 1 i i momento, sabe que las fuerzas de la materia no tienen dominio sobre él. Más aún, que él está constituido por Dios como vicario suyo en el mundo para dominarlo y consagrarlo a Dios. El hombre participa de la dignidad regia de Cristo sobre todo el mundo. 6, La nueva moral del bautizado. Sobre este punto hemos hablado ampliamente. El «ser-en-Cristo», además de, una situación «exis– tencial-óntica» (en el orden del ser), crea en el hombre la necesidad de una nueva conducta, de un nuevo comportamiento moral. Esta nueva mo– ral del bautizado podemos calificarla, en su rasgo · más saliente, como una vida «en el Espíritm>. Así la describe san Pablo en Rom 6-8, principalmente. La vida en el Espíritu es también «vida en la · caridad»: vida de comunidad en el amor. Entra– mos en el círculo de la caridad de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo; en la caridad de Dios que se manifiesta en Cristo; en la Iglesia como «co– munidad en el amor». Y a través de la Iglesia todo el círculo de la creación, los hombres todos entran en la caridad, que es Dios. Por eso podemos calificar la nueva moral del bautizado como nue– va vida en la caridad : en Dios y en todos los que están en la caridad de Dios. 107

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