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los demás son en la medida en que están en Cristo. Y este «estar-en-Cristo» es realidad plena en el bautismo: El hombre es como de hecho lo pensó el Creador: «hombre en Cristo». El bautismo rea– liza en nosotros las dos cosas: nos sitúa en Cristo y nos ilumina para saber que estamos en Cristo. Desde el momento en que hemos logrado este des– cubrimiento básico, que el hombre es imagen de Dios en Cristo, todas las demás propiedades so– brenaturales y naturales del hombre se nos pre– sentan como una consecuencia. 5. Nueva visión del cosmos. A diferencia de todo concepto pagano y mate– rialista del hombre, lo primero que la fe bautismal nos dice sobre nuestras relaciones con el mundo material, es la superioridad del hombre sobre el cosmos y su liberación de las fuerzas naturales como consecuencia de la redención de Cristo en que entramos por el bautismo. Dos ideas funda– mentales encontramos en la concepción «cristiana» del cosmos: que el hombre es un ser superior e independiente de él, y que el cosmos está al servi– cio del hombre y, a través del hombre, de Dios. Ambas verdades se nos dan a conocer como con– secuencia de que el hombre es constituido «hijo de Dios» por el bautismo; y por efecto de que la fe nos ilumina para conocernos a nosotros mis– mos como imagen de Dios en Cristo. Desde este 106
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