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la misma ciencja de Dios, del modo como Dios se ve a sí mismo y todas las cosas desde sí mismo. La fe da al bautizado una perspectiva divina para mirar todos los seres y todos los problemas, y ade– más los principios básicos para resolver de:sde Dio:s todos los problemas que ofrece la realidad y la vida humana. Con esta nueva perspectiva divina com– prende el sentido más hondo e inédito de la rea– lidad; logra una nueva visión valorativa de su propia vida, de la vida de los demás hombres, de Dios y de todo el universo. 3. Nueva situación ante Di'os. Ésta viene determinada por el hecho de que el hombre participa, en el bautismo, de la vida di– vina en su doble dimensión de verdad y de amor. El amor le comunica al hombre una nueva si– tuación «existencial-óntica». Se comprend.e el sen– tido de la frase si se recuerda que el bautismo hace al hombre partícipe de la naturaleza divina, le in– funde la gracia como nuevo «ser s6brenatural». Además, le sitúa como «hijo de Dios ante el Pa– dre»; le introduce en la familia divina por la in– corporación a Cristo. En Cristo lo consagra al servicio de Dios trino por la participación en su unción mesiánica. Como en cada uno de estos instantes nos hallamos entre auténticas reaü'dades, por eso nos permitimos hablar de una nueva si– tuación, de situación «existencial-óntica», porque 104
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