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frecuentemente del «hombre nuevo». El hombre nuevo· es el hombre en Cristo, en el Espíritu, el hombre bautizado 42 • Dando una referencia antro– pocéntrica a toda la teología bautismal, podríamos decir que el efecto total del bautismo, el resultado que Dios logra en nosotros al introducirnos en el misterio del bautismo es crear un hombre nuevo y superior. El bautismo ·nos incorpora a Cristo. Con ello la vida .entera del bautizado entra en una situa– ción ontologicoexistencial completamente nueva, tiene un «nuevo ser», que san Pablo llama ser en Cristo. Podemos hablar de nuevo ser, porque la .incorporación a Cristo se hace por la intosus– cepción de la vida de Cristo en nosotros; mejor aún, por la incapsulación vital de nuestra «existen– cia» en la «existencia» (gloriosopneumática) de Cr.isto para Dios. Si nosotros, personalmente y como problema pro– pio, hubiésemos de reconstruir una auténtica con– cepción cristiana del mundo (de Dios - del hom– bre - del cosmos y de sus relaciones mutuas) ha– bríamos de partir de aquí: del bautismo como acontecimiento radical que nos da un nuevo «ser– existencia»: ser-en-Cdst'o. Desde aquí, desde esta nueva situación existencial, hay que partir para elaborar la concepción cristiana del hombre en sí 42. Sobre el «hombre nuevo» en san Pablo puede verse J. M. GoN - ZÁLEZ Ru12, La dignidad de la persona humana según san Pablo, Madrid 1 956. 100
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