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ll. ACTITUDES DE FREN 1 J.iE A LA VOLUNTAD DE DIOS Delante de todos los acontecimientos humanos próspe– ros o adversos, agradables o desagradables, podemos te– ner tres actitudes o· comportarnos de ttes maneras. 1." Una actitud de dominio y de voluntad fuerte para superarlos. El. materialismo lucreciáno, el budismo del Extremos Oriente, el evolucionismo moderno, la teoría del Superhombre y los sistemas filosóficos más o menos adherentes a estas doctrinas, desean someter la natura– leza y dominar las fuerzas del mundo. Estos filósofos, sin embargo, han fracasado continuamente ante un hecho pequeño para ellos imprevisto: el deseo. El deseo huma– no, que semejante a un tirano nó da nunca tregua, es insaciable y se exaspera hasta hacerse implacable. Basta este deseo escondido en los repliegues más profundos de la vida humana para disipar el sueño filosófico de un do– minio de l.a vida y de sus acontecimientos, para llevar a estos pensadores a un frío pesimismo. Voltaire, escribiendo en el 1773 al rey de Prusia, para substituir la hermosa frase o petición del Padre Nuestro usó de una infeliz creación : « Sea hecha la voluntad del acaso». Pero el acaso no existe. A lo más podrá ser una coincidencia de la vida, pero nunca una verdadera causa– lidad ... El acaso no denota un dominio o señorío de los acontecimientos. Querer dominar lo indominable es 'inú– til esfuerzo, ceguera e ilusión. De aquí que no teniendo otros principios más sólidos se cae en una especie de pe– simismo cruel que tortura y desespera. 2.ª La segunda actitud es la de desprecio seguido prin– cipalmente ,por la filosofía estoica que confunde la volun– tad de Dios con la dura fatalidad. Si el orden de las cosas es inmutable, es inútil oponerse a él; porque inexorable– mente sucederá., queramos o no. Bastaría citar las expre- 83

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