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gunas df esas ideas que fl Divino Maestro enseñó a los Apóstoles para, que, al rezar la Oración Dominical, nos recordemos de las_ misiones y de los misioneros, y eleve– mos suplicantes y humildes nuestras peticiones por ellos. En el presente f lorecimient() misionero se exhorta a la cooperación espiritual y material de todos los fieles f!n favor de las misiones. Es cierto que las. misiones tienen necesidad del dinero; pero mucho más necesitan de ora– ciones. La más breve y la más sencilla es el Padre Nuestro. En el regazo de la madre cristiana, apenas sabemos ha– blar, empezamos a balbucear el «Padre Nuestro», sin s_a– ber o parar mientes en lo que comprende. En la explica– ción del Catecismo s.e exponen las peticiones, pero pocos autores o catequistas hacen referencia a las Misiones. Si desde niños se procurara indicar el alcance misional que contiene el «Padre Nuestro», s_e cultivaría mejor el espí– ritu misional entre los fieles. cristianos. EL AUTOR

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