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vie siquiera un misionero a ~u tribu, pues está muy ale– jada de la misión. El Padre se excusó con la escasez de misioneros. Llama a otros y hazlos venir de tu país, dijo elnegro. Aquí hacen más falta que allá, tú lo sabes mejor que yo. ¡ Oh, sí, tienes razón, pero es tan difícil I Replicó el negro : Será difícil, pero es necesario. Tú debes hacerlo, cueste lo que cueste. Escucha: Nuestra vida es breve y pasa pronto, si no viene el misionero, nosotros moriremos paganos. Tuya será la culpa. Nosotros te acusaremos ante el tribunal de Dios. ¡ Cuántos infieles en el día de las cuentas nos podrían acusar y decir : ¿ Qué habéis hecho por nosotros? Rogue– mos para que Dios aumente los operarios para la conquis– ta del reino de Jesús y nosotros cooperemos, por nuestra parte, lo que podamos. II. EL REINO DE CRISTO EN LA ALMAS El reino externo de Dios, que es la Iglesia, es medio para el reino interno y místico de Dios, que es la vida de la gracia y de la santidad. Y el reino interno de la gracia nos sirve de medio para obtener el reino eterno de Dios en la gloria. Teniendo que sostener terrible combate con los enemi– gos de la salvación: mundo, demonio y carne, que tien– den a robarnos el reino de la gloria, es necesaria la gracia para fortificarnos y ayudarnos a fin de que, reinando. Dios en nuestro corazones, cese de reinar en ellos el pecado. Para que nosotros reinemos con Dios en el cielo, es nece– sario que Dios reine en nosotros en la tierra. Dice S. Pedro Crisólogo : Oremos, carísimos, para que Cristo siempre reine en el soldado, el soldado siempre triunfe con su rey (43). (43) Serm. 68, in Orat, Dom., Apud. V1v2s y TuTo, Op, cit., pág, 179, 73
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