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Reflexiona cómo en la Iglesia se verifican todos estos aspectos del reino de Jesús, que vino a restaurar todas las cosas. Examen. - ¿Meditamos con frecuencia en el reino de Dios? ¿Trabajamos por dilatar el reino externo de Jesús, que es su dilectísima Esposa la Iglesia católica? ¿Nos esforzamos para que el reino interno de Dios se establezca en nuestras almas'! ¿Reina Jesús en nuestra conciencia, en nuestros pen– samientos, en nuestras palabras, en nuestras obras, en nues– tra conducta, en nuestra vida racional, cristiana y religiosa? ¿Ofrecemos a nuestro Rey corona de rosas o de espinas? ¿Respetamos sus derechos reales y nos sometemos en todo a su divina Majestad, obedecieildo a sus órdenes, sus leyes, su voluntad? Reina Jesucristo en la escuela, en la familia, en el pueblo, en la nación, en el mundo, en la humanidad entera como único Rey y Señor? Propósitos. - Diré con frecuencia: Venga a nos el tu reino. Venga tu reino de verdad, de justicia, de amor, de paz, de santidad sobre mí y sobre todo el mundo. Christ11s vincit, Clzrislus regnat, Cristus impera[. Que venza, que reine, que impere solo, siempre y en todos. Es Rey de Reyes y Señor de los que dominan. Te reconozco por Rey universal. Por Tí y en Tí han sido hechas todas las cosas y eres el Primogéni– toto de toda la creación. Renuncio a Satanás, a sus pompas y vanidades. Prometo ser siempre fiel y valiente soldado de mi único Rey, Jesús mi Salvador. Por El y con El comba– tiré hasta morir. Peticiones. - Señor, que el mundo te reconozca por el verdadero Rey. Que íodas las gentes te adoren y te sirvan. Que te den honor y gloria todas las naciones. Que todos los descendientes de Adán, disgregados por el pecado, se some– tan a tu suavísimo imperio. Que todos unánimes cantemos: Optata nobfs splendeat - Lu.r ísta, Rex d11lcissime. - Te, pace ad'epta candida - Adoret orbis subditus. - Jesu tibí sil gloria - Qui sceptra mundi temperas - Cizm Patre el almo Spiritu - In sempiterna gloria. Amen. 70