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PROLOGO Muchísimo se ha escrito sobre la Oración Dominical. Santos_ padres, doctores, misticos, oradores, pensadores, literatos y artistas se han ocupado en exponer las mara– villosas riquezas qu,_e contiene esta breve oración, conside– rándola bajo algún aspecto nuevo. Es una fuente inago– table de ideas y de sentimientos. El Card. Vives y Tutó, capuchino ( + 1913), escribió una voluminosa obra con el titulo: Expositio in Orationem Dominicam expositionum total. et XLI partialiurn dispo– sita, Romae, 1903. El P. Chimineli en su librito Il Padre Nostro (1) inserta una lista bibliográfica de las principales_ obras escritas sobre el Padre Nuestro (2). Estas reseñas literarias no son completa.s, pero nos manifiestan clara– mente la abundancia d/3 publicaciones sobre la Oración Dominical. No obstante es.a multitud de exposiciones variadas y de diferente valor, muy poco se ha escrito explicitainente bajo el aspecto misionero. No cabe la menor duda que el ,,Padre Nuestro» es una 01aci6n profundamente misionera y qur: contiene ideas– madres fe cundas en aplicaciones prácticas para las misio– nes. Es como una Mis-ionologia en compendio. En estas Meditaciones Misioneras vamos a exponer al• (1) Edit. A. V. E. Vía Stazione S. Pietro, 3, Roma, 1941. (2) Pág. 23t-2l7.
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