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celestial? Cuando las pronuncio, ¿pienso solamente en mi mismo, en mis parientes, en mis amigos, en mis vecinos?, o ¿extiendo la mirada también por todo el mundo, para rogar por todos los hombres? El espíritu misionero es universal. y, por tanto, en mis oraciones y peticiones debo incluir a todos, principalmente a los más necesitados espiritualmente, q1tr¡, son todos aquellos que carecen del don de la fe católica. Propósitos. - Meditaré con frecuencia en. esta hermos•a oración enseñada por Jesús. Procuraré no recitarla de prisa y por rutina; sino con atención y devoción. Recitándola pen•– saré también en las necesidades espirituales y corporales de los paganos, herejes, cismásticos que viven en las lejanas re– giones del Africa, del Asia, de la Oceanía, de América y de tantos acatólicos que hay en Europa. Pedfré para que des– cienda sobre todas esas inmensas multitudes la luz de la fe y la gracia del Espíritu Santo. Peticiones. - Haz, Señor, que la Oración Dominical sea recitada con devoción por todos los misioneros, mtsionólo– gos y amantes de las Misiones. Que los sace,rdotes y todo el pueblo cristiano eleven esta hermosa plegaria por todos los que viven fuera de la Iglesia católica, a fin d.e que éstos tam– bién algún día lleguen a conocer al Creador de todas las cosas, y a Jesús, Redentor universal de todos los hombres, 15 2, -Meditaciones