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Está al alcance de todas las categorías de personas : del nifío, del adulto, del joven, del anciano, del sabio y del ignorante, del pobre y del rico, del hombre y de la mujer. ¿Quién hay que no pueda aprenderla y recitarla? 3. Al mismo tiempo que es breve, es universal. Uni– versal en cuanto a las personas; porque a todas se extien– de sin exce.Pción. No es exclusiva de los sacerdotes, ni de los ministros del culto. Todo fiel cristiano debe saberla y recitarla. Y no sólo los creyentes, también los incrédulos, para que crean, pidan y obtengan. Universal en cuanto al uso; pues siempre se ha prac– ticado en la vida cristiana y en la liturgia. Ya la Didaché inculcaba decirla tres veces al día. S. Cipriano afirma que era una oración común en su tiempo. En el antiguo cate– cumenado había un rito especial que se llamaba traditio o explicación del Padre Nuestro, en la feria cuarta después del Domingo cuarto de Cuaresma. En el bautismo se re– cita por el sacerdote y por el padrino y el neófito, si es adulto. En la Misa tiene un puesto especial en el canon, después de la consagración, cuyo uso parece que se remon– ta a los tiempos apostólicos. En el Oficio divino se repite varias veces. En las funciones la Oración Dominical no suele faltar. Explicando cada una de las peticiones veremos cómo tienen un sentido universal y misionero; pues abraza a todas las personas, a todas las categorías, a todos los tiem– pos, a todos los espacios, a todas las necesidades, a todos los bienes de Dios y de los hombres. Nada podía enseñarnos Jesús de más bello, de más útil, de más santo, de más eficaz, de más sencillo, de más breve, de más universal, ni de más misionero. Examen. - ¿Cómo rezo el Padre Nuestro? ¿Lo hago rne– canicarnente y sin la debida atención? ¿Considero las exce– lencias que contiene? ¿Me doy cuenta de las hermosas y pro– fundas peticiones que Jesús me enseña a elevar al Padre 14

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