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en el recipiente. Hasta las más -pequeñas de cinco años exclaman con valor sin igual : . Cristianas querernios vivir, cristianas queremos morir. Dos de aquellas niñas cristia– nas se hicieron Franciscanas Misioneras de María y asis– tieron en Roma en 1946 a la beatificación de las siete már– tires de Tai-uyen-fu. En la Hagiografía cristiana tenemos muchos ejemplos de admirable fortaleza de valuosos cristianos que prefi– rieron la muerte al pecado. D) Pedimos a Dios que no nos deje caer en la t,enta– ción, luego tampoco nosotros debemos tentar a nuestros prójimos. Se tienta con las palabras escandalosas, con las conversaciones frívolas, con las miradas lascivas, con los malos ejemplos, con una conducta reprensible. No tentar con las inmodestias en el vestir, con los espectáculos mun– danos, con las lecturas pornográficas, con doctrinas poco conformes con el dogma y la moral. Alarga tu vista. - Levanta tus ojos y echa una mira– da sobre el horizonte pagano o incrédulo que carece de re, de ·sacramentos, de Iglesia, de Pastores. y Superior·es que pongan freno a las maldades. ¿Qué será de esa mul– titud inmensa que. excita las concupiscencias .con toda cla– se de medios y objetos; que no mira más que a satisfacer los sentidos corporales ; que no cr!,en o no piensan en un Dios que tomará cuentas de los crímenes de los hombres; que adoran a dioses que no ven, que no oyen, que no conocen? Alarga tu vista y contempla la inmoralidad reinan– te entre los infieles, herejes, cismáticos, incrédulos, indi~ ferentee, malos católicos, y clama no sólo para ti, sino también para todos los hijos del Padre celestial, para to– dos tus hermanos próximos y lejanos, creyentes o no cre– yentes: Padre, no nos dejes caer en la tentación. Examen. - Examínate, si vigilas con cautela sobre tus sen- 133

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