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fia y seduce a los incautos. Los Libros Sagrados y las Vi– das de los Santos nos refieren las luchas que los siervos de Dios han tenido que sostener contra los enemigos in– visibles, que como leones rugientes nos rodean continua– mente para devorarnos. 2.º Jesús dijo: ¡Ay del mundo por los escándalos! Porque no puede menos de haber escándalos ; pero, ¡ay de aquel por quien viene el escándalo! (35). En el mundo habrá siempre escándalos de todo género : escándalos con– tra la castidad, contra la justicia, contra la caridad y con– tra otras virtudes cristianas. En el mundo habrá siempre malos ejemplos y sabemos ,que las palabras mueven, pero los ejemplos arrastran. El hombre es inclinado a practi– car lo que ve y con mucha más facilidad, si las cosas agra– dan a sus sentidos e inclinaciones. El mundo con sus pompas, vanidades, espectáculos, doctrinas y ejemplos es un origen de tentaciones conti– nuas. Es difícil vivir en el mundo sin contaminarse con el mundo. Por otra parte, es necesario vivir en sociedad y no podemos separarnos totalmente de,l consorcio huma– no. Necesitamos los unos de los otros. S. Pablo dice que se use de este mundo como si no se usase, porque pasa la •apariencia de este mundo. «Qui utuntur hoc mundo, tam– quam non utantur: praeterit enim figura hujus mundi» (36). Luchar contra las apariencias y buscar las realida– des. No vivir de ficciones, de fantasías, de ilusiones, de espejismo; sino de realidades positivas y concretas que conduzcan a la Eterna realidad. 3.º El Apóstol Santiago escribe: «Nadie en la tenta– ción diga: Soy tentado por Dios ; . porque Dios ni puede ser tentado al mal ni tienta a nadie. Cada uno es tentado por sus propias concupiscencias, que le atraen y sedu– cen» (37). Las concupiscencias del hombre son muchas, (35) Matt., XVlll, 7. (36) l Cor., VII, 31. (37) Jac,, I, lJ,14, i28

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