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lad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiente, está rondando y busca a quien devorar, al cual resistiréis firmes en la fe» (30). Y S. Pablo nos anuncia también esta lucha diciendo : "Por lo demás, .confortáos en el Sefior y en la fuerza de su poder ; vestíos de toda la armadura de Dios para que podáis resistir a las insidias del diablo, que no.es nuestra lucha contra la sangre y la carne, sino contra los principios, contra las potestades, contra lbs dominado– res de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires» (31). · El diablo tentó a Adán, le habló en forma de serpien– te, y cayó en el pecado de desobediencia, cuyas consl'lcuen– cías pasaron a toda la humanidad. Dios permitió al dia– blo que tentara a su fidelísimo siervo Job y que pusiera su mano sobre él y le probara con terribles desgracias (32). Sabemos por su libro los dolo.res y adversidades que le hizo sufrir. San Mateo nos refiere como Jesús fué llévado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo, para darnos ejemplo y enseñarnos como se debe vencer al de– monio (33). En los Evangelios se refieren varios casos en los cua– les Jesús arrojó a los demonios de algunos cuerpos hu 0 manos. San Juan describe la gran batalla del cielo entre los ángeles buenos y malos y dice que «fué arrojado el dragón grande, la antigua serpiente, llamada diablo y satanás, que extravía a toda la redondez de la tierra ... ¡ Ay de la tierra y del mar! , porque descendió el diablo a vosotros animado de gran furor» (34). No cabe duda que el demonio es un tentador de los hombres, que se transforma en forma de luz, que enga- (30) I Petr.• V, 8,9. (31) Eph .• VI, 10,12. (32) Job., I, 11 y siga. (33) Matt., IV, 1,11. (H) Apoc., XII, 9,12, 9. - Meditaciones 12'7
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