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Gracias, Señor, que no me habéis condenado y misericordio– samente me habéis esperado. Peticiones. - Dulcísimo Redentor mio, haz que tu Sangre redentora llegue a todos los hombres para que a todos lave de sus pecados. Que todos gusten de los sacramentos de pe– liitencia y de amor que tú has depositado en tu Iglesia. Que todos se .perdonen los unos a los otros y viv:an como buenos hermanos en la casa del Padre mise'ricordioso. Destierra .del mundo los odios, las venganzas, las guerras, las persecuciones, las hostilidades, los nacionalismos exa- gerados... . Que tbdos los pueblos de la tierra, que todos los hombres sin distinción de colores y de razas, seamos en realidad hermanos. Establece, Jesús, en nosotros tu reino de paz, de gracia, de amor, de unión fraterna. De todos los hombres forma una gran familia cristiana unida con los vínculos de la caridad. i25