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poder divino de perdonar los pecados. Tomando un jun– co chino, abandonando a su familia, se lanza al mar en busca de aquel hombre. A los dos meses tras peligrosísi– ma navegación llega a Malaca. Mas Francisco Javier ha– bía ya partido para las Islas Malucas. Regresa a su tierra desconsolado. Al año siguiente, ¡ son tales sus remordi– mientos ! , que se embarca de nuevo. Por fin, encontró en Malaca a Javier. Se convierte -:f· abraza la única religión que puede perdonar sus pecados.. Recibió en el bautismo el nombre de Pablo de Santa Fe. Vuelve al Japón con Francisco Javier y se hace un ferviente catequista. Examen. - ¿Quién puede contar el número y la gravedad de mis pecados? ¿Cuántas han sido mis malicias, mis iniqui– dades, mis debilidades, mis condescendencias, mis miserias... ? ¡Oh Señor!, sobre las arenas del mar se han multiplicado mis pecados. ¿, Tengo un dolor profundo y verdadero, una contrición perfecta, un propósito firme de tantas ofensas cometidas con– tra Dios? ¿Lloro mis pecados como San Pedro, amo como la Magdalena, me humillo como el Publicano, confío como el hijo pródigo? ¡Qué examen tan terrible delante de Dios! ¡Cómo comprendo ahora que os he amado tan poco! He sido victima de todas mis pasiones y apetitos. ¡ Cuántas deudas contraídas! Cierto que me he arrepentido, que me he confesado, que espero haber cumplido con las condiciones del perdón. Por los méritos de Jesucristo, por intercesión de Maria Inmacu– lada espero en la infinita misericordia de Dios. Pero examínate, ¿cómo has perdonadó a tu prójimo? ¡, Cómo no has olvidado las injurias, las ofensas, las envidias, los odios, los rencores, las venganzas, las enemistades... de tus prójimos? ¿, Has perdonado de corazón? ¿, Conservas re– sentimientos? Piénsalo bien. Jesús manda amar a los ene– migos; perdonar a todos para ser perdonados. Propósitos. - Cultivaré en mi el espíritu de compunción. Pediré a Dios lodos los días perdón de todos mis pecados. Me humillaré profundamente delante de Dios. Pensaré que be sido digno del infierno muchas veces en mi vida pecadora. i24